domingo, 11 de octubre de 2009

1Co 10, 14-18 Todos nosotros formamos un solo Cuerpo

(1Co 10, 14-18) Todos nosotros formamos un solo Cuerpo

[14] Por esto, queridos míos, eviten la idolatría. [15] Les hablo como a gente sensata; juzguen ustedes mismos lo que voy a decirles. [16] La copa de bendición que bendecimos, ¿no es acaso comunión con la Sangre de Cristo? Y el pan que partimos, ¿no es comunión con el Cuerpo de Cristo? [17] Ya que hay un solo pan, todos nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo Cuerpo, porque participamos de ese único pan. [18] Pensemos en Israel según la carne: aquellos que comen las víctimas, ¿no están acaso en comunión con el altar?

(C.I.C 1322) La Sagrada Eucaristía culmina la iniciación cristiana. Los que han sido elevados a la dignidad del sacerdocio real por el Bautismo y configurados más profundamente con Cristo por la Confirmación, participan por medio de la Eucaristía con toda la comunidad en el sacrificio mismo del Señor. (C.I.C 1323) "Nuestro Salvador, en la última Cena, la noche en que fue entregado, instituyó el sacrificio eucarístico de su cuerpo y su sangre para perpetuar por los siglos, hasta su vuelta, el sacrificio de la cruz y confiar así a su Esposa amada, la Iglesia, el memorial de su muerte y resurrección, sacramento de piedad, signo de unidad, vínculo de amor, banquete pascual en el que se recibe a Cristo, el alma se llena de gracia y se nos da una prenda de la gloria futura" (Sacrosanctum Concilium, 47). (C.I.C 1324) La Eucaristía es "fuente y culmen de toda la vida cristiana" (Lumen gentium, 11). "Los demás sacramentos, como también todos los ministerios eclesiales y las obras de apostolado, están unidos a la Eucaristía y a ella se ordenan. La sagrada Eucaristía, en efecto, contiene todo el bien espiritual de la Iglesia, es decir, Cristo mismo, nuestra Pascua" (Presbyterorum ordinis, 5).

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