miércoles, 7 de octubre de 2009

1Co 10, 11a Todo esto les sucedió simbólicamente

(1Co 10, 11a) Todo esto les sucedió simbólicamente

[11a] Todo esto les sucedió simbólicamente,

(C.I.C 117) El sentido espiritual. Gracias a la unidad del designio de Dios, no solamente el texto de la Escritura, sino también las realidades y los acontecimientos de que habla pueden ser signos. 1. El sentido alegórico. Podemos adquirir una comprensión más profunda de los acontecimientos reconociendo su significación en Cristo; así, el paso del Mar Rojo es un signo de la victoria de Cristo y por ello del Bautismo (cf. 1Cor 10,2). 2. El sentido moral. Los acontecimientos narrados en la Escritura pueden conducirnos a un obrar justo. Fueron escritos "para nuestra instrucción" (1Cor 10,11; cf. Hb 3-4,11). 3. El sentido anagógico. Podemos ver realidades y acontecimientos en su significación eterna, que nos conduce (en griego: "anagoge") hacia nuestra Patria. Así, la Iglesia en la tierra es signo de la Jerusalén celeste (cf. Ap 21,1-22,5). (C.I.C 118) Un dístico medieval resume la significación de los cuatro sentidos: "Littera gesta docet, quid credas allegoria, Moralis quid agas, quo tendas anagogia" (Agustín de Dacia, Rotulus pugillaris, I: ed. A. Walz: Angelicum 6 (1929), 256). (C.I.C 128) La Iglesia, ya en los tiempos apostólicos (cf. 1Cor 10,6.11; Hb 10,1; 1Pe 3,21), y después constantemente en su tradición, esclareció la unidad del plan divino en los dos Testamentos gracias a la tipología. Esta reconoce en las obras de Dios en la Antigua Alianza prefiguraciones de lo que Dios realizó en la plenitud de los tiempos en la persona de su Hijo encarnado.

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