miércoles, 5 de agosto de 2009

1Co 1, 25-26 Más fuerte que la fortaleza de los hombres

(1Co 1, 25-26) Más fuerte que la fortaleza de los hombres
[25] Porque la locura de Dios es más sabia que la sabiduría de los hombres, y la debilidad de Dios es más fuerte que la fortaleza de los hombres. [26] Hermanos, tengan en cuenta quiénes son los que han sido llamados: no hay entre ustedes muchos sabios, hablando humanamente, ni son muchos los poderosos ni los nobles.
(C.I.C 134) “Toda la Escritura divina es un libro y este libro es Cristo, porque toda la Escritura divina habla de Cristo, y toda la Escritura divina se cumple en Cristo” (Hugo de San Víctor, De arca Noe, 2, 8: PL 176, 642; cf. Ibid., 2,9: PL 176, 642-643). (C.I.C 135) "Las sagradas Escrituras contienen la Palabra de Dios y, porque están inspiradas, son realmente Palabra de Dios" (Dei verbum, 24). (C.I.C 136) Dios es el Autor de la Sagrada Escritura porque inspira a sus autores humanos: actúa en ellos y por ellos. Da así la seguridad de que sus escritos enseñan sin error la verdad salvífica (cf. Dei verbum, 11). (C.I.C 137) La interpretación de las Escrituras inspiradas debe estar sobre todo atenta a lo que Dios quiere revelar por medio de los autores sagrados para nuestra salvación. “Lo que viene del Espíritu sólo es plenamente percibido por la acción del Espíritu (Cf. Orígenes, Homiliae in Exodum, 4, 5: PG 12, 320).

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