viernes, 17 de marzo de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 126.
(Respuesta YouCat) Especialmente mediante
los sacramentos del Bautismo y la Eucaristía se establece una unión indisoluble
entre Jesucristo y los cristianos. Esta unión es tan fuerte que nos junta a él
y a nosotros como cabeza y miembros de un cuerpo humano y nos convierte en una
unidad.
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C
787) Desde el comienzo, Jesús asoció a sus discípulos a su vida (cf. Mc
1,16-20; 3, 13-19); les reveló el Misterio del Reino (cf. Mt 13, 10-17); les
dio parte en su misión, en su alegría (cf. Lc 10, 17-20) y en sus sufrimientos
(cf. Lc 22, 28-30). Jesús habla de una comunión todavía más íntima entre él y
los que le sigan: "Permaneced en mí, como yo en vosotros [...] Yo soy la
vid y vosotros los sarmientos" (Jn 15, 4-5). Anuncia una comunión
misteriosa y real entre su propio cuerpo y el nuestro: "Quien come mi
carne y bebe mi sangre permanece en mí y yo en él" (Jn 6, 56).
Para
meditar
(Comentario
CIC) (C.I.C 788) Cuando fueron privados los discípulos
de su presencia visible, Jesús no los dejó huérfanos (cf. Jn 14, 18). Les
prometió quedarse con ellos hasta el fin de los tiempos (cf. Mt 28, 20), les
envió su Espíritu (cf. Jn 20, 22; Hch 2, 33). Por eso, la comunión con Jesús se
hizo en cierto modo más intensa: "Por la comunicación de su Espíritu a sus
hermanos, reunidos de todos los pueblos, Cristo los constituye místicamente en
su cuerpo" (Lumen gentium, 7).
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