lunes, 1 de agosto de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 67.
(Respuesta YouCat – repetición) En el fondo
el pecado es el rechazo de Dios y la negativa a aceptar su amor. Esto se
muestra en el desprecio de sus mandamientos.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 1848) Como afirma
san Pablo, ‘donde abundó el pecado, […] sobreabundó la gracia’ (Rm 5, 20). Pero
para hacer su obra, la gracia debe descubrir el pecado para convertir nuestro
corazón y conferirnos ‘la justicia para la vida eterna por Jesucristo nuestro
Señor’ (Rm 5, 20-21). Como un médico que descubre la herida antes de curarla,
Dios, mediante su palabra y su espíritu, proyecta una luz viva sobre el pecado:
“La conversión exige el reconocimiento
del pecado, supone el juicio interior dela propia consciencia, y éste,
puesto que es la comprobación de la acción del Espíritu de la verdad en la
intimidad del hombre, llega a ser al mismo tiempo el nuevo comienzo de la
dádiva de la gracia y del amor: ‘Recibid el Espíritu Santo’. Así, pues, en este
‘convencer en lo referente al pecado’ descubrimos una «doble dádiva»: el don de la verdad de la conciencia y el don de la
certeza de la redención. El Espíritu de la verdad es el Paráclito”. (Dominum et vivificantem, 31).
Para Meditar
(Comentario YouCat) El pecado es más que un
comportamiento incorrecto; tampoco es una debilidad psíquica. En lo más hondo
de su ser, todo rechazo o destrucción de algo bueno es el rechazo del Bien por
excelencia, el rechazo de Dios. En su dimensión más honda y terrible, el pecado
es la separación de Dios y con ello la separación de la fuente de la vida. Por
eso también la muerte es la consecuencia del pecado. Solamente en Jesús
comprendemos lainconmensurable dimensión del pecado: Jesús sufrió el rechazo de
Dios en su propio cuerpo. Tomó sobre sí la violencia mortal del pecado, para
que no nos toque a nosotros. Para ello tenemos la palabra Redención.
(Comentario
CIC) (C.I.C 1870) “Dios encerró […] a todos los hombres en la rebeldía
para usar con todos ellos de misericordia” (Rm 11, 32). (C.I.C 1846) El Evangelio es la revelación, en Jesucristo, de la misericordia
de Dios con los pecadores (Cf. Lc 15). El ángel anuncia a José: ‘Tú le pondrás
por nombre Jesús, porque él salvará a su pueblo de sus pecados’ (Mt 1, 21). Y
en la institución de la Eucaristía, sacramento de la redención, Jesús dice:
‘Esta es mi sangre de la Alianza, que va a ser derramada por muchos para
remisión de los pecados’ (Mt 26, 28).
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