viernes, 12 de agosto de 2016

Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 70.



YOUCAT Pregunta 70 - Parte I. ¿Cómo nos saca Dios del remolino del mal?


(Respuesta YouCat) Dios no se limita a contemplar cómo el hombre se destruye cada vez más a sí mismo y a la creación a través de la reacción en cadena del pecado. Nos envía a Jesucristo, el Salvador y Redentor, que nos arranca del poder del pecado.

Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 410) Tras la caída, el hombre no fue abandonado por Dios. Al contrario, Dios lo llama (cf. Gn 3,9) y le anuncia de modo misterioso la victoria sobre el mal y el levantamiento de su caída (cf. Gn 3,15). Este pasaje del Génesis ha sido llamado "Protoevangelio", por ser el primer anuncio del Mesías redentor, anuncio de un combate entre la serpiente y la Mujer, y de la victoria final de un descendiente de ésta. (C.I.C 420) La victoria sobre el pecado obtenida por Cristo nos ha dado bienes mejores que los que nos quitó el pecado: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia" (Rm 5,20). 

Para Meditar  

(Comentario YouCat) «Nadie me puede ayudar»: esta formulación de la experiencia humana ya no es válida. Llegue a donde llegue el hombre a través de sus pecados, hasta allí ha enviado Dios Padre a su Hijo. La consecuencia del pecado es la muerte (cf. Rom 6,23). La consecuencia del pecado es sin embargo también la maravillosa solidaridad de Dios, que nos envía a Jesús como amigo y salvador. Por eso al pecado original se le llama también fetix culpa: «Oh feliz culpa que mereció tal redentor» (Liturgia de la Vigilia Pascual).

 (Comentario CIC) (C.I.C 411) La tradición cristiana ve en este pasaje un anuncio del "nuevo Adán" (cf. 1Co 15,21-22.45) que, por su "obediencia hasta la muerte en la Cruz" (Flp 2,8) repara con sobreabundancia la desobedencia de Adán (cf. Rm 5,19-20). Por otra parte, numerosos Padres y doctores de la Iglesia ven en la mujer anunciada en el "protoevangelio" la madre de Cristo, María, como "nueva Eva". Ella ha sido la que, la primera y de una manera única, se benefició de la victoria sobre el pecado alcanzada por Cristo: fue preservada de toda mancha de pecado original (cf. Pío IX: Bula Ineffabilis Deus: DS 2803) y, durante toda su vida terrena, por una gracia especial de Dios, no cometió ninguna clase de pecado (cf. Concilio de Trento: DS 1573). 

(Continua la Pregunta: ¿Cómo nos saca Dios del remolino del mal?) 

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