martes, 9 de agosto de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 68.
(Respuesta YouCat – repetición) El pecado
en sentido propio es una culpa de la que hay que responder personalmente. El
término «pecado original» no se refiere por tanto a un pecado personal, sino al
estado caído de la humanidad en el que nace cada individuo antes de pecar por
decisión propia.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 390) El relato de la caída (Gn 3) utiliza
un lenguaje hecho de imágenes, pero afirma un acontecimiento primordial, un
hecho que tuvo lugar al comienzo de la
historia del hombre (cf. Gaudium et
spes, 13). La Revelación nos da la certeza de fe de que toda la historia
humana está marcada por el pecado original libremente cometido por nuestros
primeros padres (cf. Concilio de Trento: DS
1513; Pío XII: DS 3897; Pablo VI, Discurso
a los participantes en el Congreso de teólogos y expertos sobre el pecado
original (11 Julio 1966).
Para Meditar
(Comentario YouCat) Por pecado original, dice
Benedicto XVI, tenemos que entender que «todos llevamos dentro de nosotros una
gota del veneno de ese modo de pensar reflejado en las imágenes del libro del
Génesis. Esta gota de veneno la llamamos pecado original. [...] El hombre no se
fía de Dios. Tentado por las palabras de la serpiente, abriga la sospecha de
que Dios [...] es un competidor que limita nuestra libertad, y que sólo seremos
plenamente seres humanos cuando lo dejemos de lado; es decir, que sólo de este
modo podemos realizar plenamente nuestra libertad. [...] El hombre no quiere
recibir de Dios su existencia y la plenitud de su vida. [...] Al hacer esto, se
fía de la mentira más que de la verdad, y así se hunde con su vida en el vacío,
en la muerte» (Benedicto XVI, 8.12.2005).
(Comentario CIC)
(C.I.C 418) Como
consecuencia del pecado original, la naturaleza humana quedó debilitada en sus
fuerzas, sometida a la ignorancia, al sufrimiento y al dominio de la muerte, e
inclinada al pecado (inclinación llamada "concupiscencia"). (C.I.C 419)
"Mantenemos, pues, siguiendo el concilio de Trento, que el pecado original
se transmite, juntamente con la naturaleza humana, ‘por propagación, no por
imitación’ y que ‘se halla como propio en cada uno’" (Pablo VI, Credo del Pueblo de Dios, 16). (C.I.C
420) La victoria sobre el pecado obtenida por Cristo nos ha dado bienes mejores
que los que nos quitó el pecado: "Donde abundó el pecado, sobreabundó la
gracia" (Rm 5,20).
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