domingo, 11 de enero de 2009
Jn 15, 18-22 El mundo los odia, antes me ha odiado a mí
(Jn 15, 18-22) El mundo los odia, antes me ha odiado a mí
[18] Si el mundo los odia, sepan que antes me ha odiado a mí. [19] Si ustedes fueran del mundo, el mundo los amaría como cosa suya. Pero como no son del mundo, sino que yo los elegí y los saqué de él, el mundo los odia. [20] Acuérdense de lo que les dije: el servidor no es más grande que su señor. Si me persiguieron a mí, también los perseguirán a ustedes; si fueron fieles a mi palabra, también serán fieles a la de ustedes. [21] Pero los tratarán así a causa de mi Nombre, porque no conocen al que me envió. [22] Si yo no hubiera venido ni les hubiera hablado, no tendrían pecado; pero ahora su pecado no tiene disculpa.
(C.I.C 675) Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "Misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2Te 2, 4-12; 1Te 5, 2-3; 2 Jn 7; 1Jn 2, 18.22). (C.I.C 676) Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. Decreto sobre el milenarismo (19 julio 1944): DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, "intrínsecamente perverso" (cf. Pío XI, "Divini Redemptoris" (19 marzo 1937) condenando “loe errores presentados bajo un falso sentido mistico” “de esta especie de falseada redención de los más humildes" p. 69; Gaudium et spes, 20-21).
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