[21] Después de decir esto, Jesús se estremeció y manifestó claramente: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará». [22] Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. [23] Uno de ellos –el discípulo al que Jesús amaba– estaba reclinado muy cerca de Jesús. [24] Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere». [25] Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?». [26] Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato». Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
sábado, 3 de enero de 2009
Jn 13, 21-26 Uno de ustedes me entregará
(Jn 13, 21-26) Uno de ustedes me entregará
[21] Después de decir esto, Jesús se estremeció y manifestó claramente: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará». [22] Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. [23] Uno de ellos –el discípulo al que Jesús amaba– estaba reclinado muy cerca de Jesús. [24] Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere». [25] Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?». [26] Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato». Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
[21] Después de decir esto, Jesús se estremeció y manifestó claramente: «Les aseguro que uno de ustedes me entregará». [22] Los discípulos se miraban unos a otros, no sabiendo a quién se refería. [23] Uno de ellos –el discípulo al que Jesús amaba– estaba reclinado muy cerca de Jesús. [24] Simón Pedro le hizo una seña y le dijo: «Pregúntale a quién se refiere». [25] Él se reclinó sobre Jesús y le preguntó: «Señor, ¿quién es?». [26] Jesús le respondió: «Es aquel al que daré el bocado que voy a mojar en el plato». Y mojando un bocado, se lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote.
(C.I.C 1851) Es precisamente en la Pasión, en la que la misericordia de Cristo vencería, done el pecado manifiesta mejor su violencia y su multiplicidad: incredulidad, rechazo y burlas por parte de los jefes y del pueblo, debilidad de Pilato y crueldad de los soldados, traición de Judas tan dura a Jesús, negaciones de Pedro y abandono de los discípulos. Sin embargo, en la hora misma de las tinieblas y del príncipe de este mundo (Cf. Jn 14, 30), el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que brotará inagotable el perdón de nuestros pecados. (C.I.C 610) Jesús expresó de forma suprema la ofrenda libre de sí mismo en la cena tomada con los Doce Apóstoles (cf. Mt 26, 20), en "la noche en que fue entregado" (1Co 11, 23). En la víspera de su Pasión, estando todavía libre, Jesús hizo de esta última Cena con sus apóstoles el memorial de su ofrenda voluntaria al Padre (cf. 1Co 5, 7), por la salvación de los hombres: "Este es mi Cuerpo que va a ser entregado por vosotros" (Lc 22, 19). "Esta es mi sangre de la Alianza que va a ser derramada por muchos para remisión de los pecados" (Mt 26, 28).
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