lunes, 22 de mayo de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 143.
(Respuesta YouCat) Sí. Pero el Papa sólo
goza de esta infalibilidad cuando proclama con un acto definitivo la doctrina
en cuestiones de fe y moral. También las decisiones magisteriales del colegio
episcopal en comunión con el Papa pueden tener carácter infalible, por ejemplo
las decisiones de un Concilio Ecuménico cuando proponen una doctrina como definitiva.
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 891a) "El Romano
Pontífice, cabeza del Colegio episcopal, goza de esta infalibilidad en virtud
de su ministerio cuando, como Pastor y Maestro supremo de todos los fieles que
confirma en la fe a sus hermanos, proclama por un acto definitivo la doctrina
en cuestiones de fe y moral [...] La infalibilidad prometida a la Iglesia
reside también en el cuerpo episcopal cuando ejerce el magisterio supremo con
el sucesor de Pedro", sobre todo en un Concilio ecuménico (Lumen gentium, 25; cf. Vaticano I: DS
3074).
Para
meditar
(Comentario
YouCat) La infalibilidad de Papa no tiene nada
que ver con su integridad moral ni con su inteligencia. Infalible es en
realidad [a Iglesia, pues Jesús le ha prometido el Espíritu Santo, que la
sostiene en la verdad y la introduce en ella cada vez más profundamente. Cuando
una verdad de fe evidente es negada o tergiversada de repente, la Iglesia debe
tener una última palabra que exprese de forma vinculante lo que es verdadero y
lo que es falso. Esta palabra es la del Papa. Como sucesor de Pedro y primero
de los Obispos, tiene el poder de formular la verdad cuestionada según la
tradición de la fe de la Iglesia, de tal modo que se presente a los fieles para
todos los tiempos como «segura para ser creída o mantenida de manera definitiva
». Un caso particular de esto se da cuando el Papa proclama un dogma. Por eso
un dogma no puede nunca tener un contenido «nuevo». Un dogma se proclama muy
raramente. El último es de 1950.
(Comentario CIC) (C.I.C 891b) Cuando la Iglesia
propone por medio de su Magisterio supremo que algo se debe aceptar "como
revelado por Dios para ser creído" (Dei
Verbum, 10) y como enseñanza de Cristo, "hay que aceptar sus
definiciones con la obediencia de la fe" (Lumen gentium, 25). Esta infalibilidad abarca todo el depósito de
la Revelación divina (Lumen gentium,
25).
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