sábado, 9 de abril de 2011

Hb 9, 11b Entró en un santuario que no es algo creado

(Hb 9, 11b) Entró en un santuario que no es algo creado

[11b] y entró en un santuario más noble y más perfecto, no hecho por hombres, es decir, que no es algo creado.

(C.I.C 1182) El altar de la Nueva Alianza es la Cruz del Señor (cf. Hb 13,10), de la que manan los sacramentos del Misterio pascual. Sobre el altar, que es el centro de la Iglesia, se hace presente el sacrificio de la cruz bajo los signos sacramentales. El altar es también la mesa del Señor, a la que el Pueblo de Dios es invitado (cf. Institución general del Misal Romano 259). En algunas liturgias orientales, el altar es también símbolo del sepulcro (Cristo murió y resucitó verdaderamente). (C.I.C 1183) El tabernáculo debe estar situado "en las iglesias en el lugar de los más dignos y con el máximo honor" (Mysterium fidei). La nobleza, la disposición y la seguridad del tabernáculo eucarístico (Sacrosanctum Concilium, 128) deben favorecer la adoración del Señor realmente presente en el Santísimo Sacramento del altar. El Santo Crisma (Myron), cuya unción es signo sacramental del sello del don del Espíritu Santo, es tradicionalmente conservado y venerado en un lugar seguro del santuario. Se puede colocar junto a él el óleo de los catecúmenos y el de los enfermos. (C.I.C 1186) Finalmente, el templo tiene una significación escatológica. Para entrar en la casa de Dios ordinariamente se franquea un umbral, símbolo del paso desde el mundo herido por el pecado al mundo de la vida nueva al que todos los hombres son llamados. La Iglesia visible simboliza la casa paterna hacia la cual el pueblo de Dios está en marcha y donde el Padre "enjugará toda lágrima de sus ojos" (Ap 21,4). Por eso también la Iglesia es la casa de todos los hijos de Dios, ampliamente abierta y acogedora. (C.I.C 1180) Cuando el ejercicio de la libertad religiosa no es impedido (cf. Dignitatis humanae, 4), los cristianos construyen edificios destinados al culto divino. Estas iglesias visibles no son simples lugares de reunión, sino que significan y manifiestan a la Iglesia que vive en ese lugar, morada de Dios con los hombres reconciliados y unidos en Cristo.

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