viernes, 8 de abril de 2011

Hb 9, 11a Cristo nos consigue los nuevos dones de Dios

(Hb 9, 11a) Cristo nos consigue los nuevos dones de Dios

[11a] Cristo, en cambio, vino como el sumo sacerdote que nos consigue los nuevos dones de Dios,

(C.I.C 1197) Cristo es el verdadero Templo de Dios, "el lugar donde reside su gloria"; por la gracia de Dios los cristianos son también templos del Espíritu Santo, piedras vivas con las que se construye la Iglesia. (C.I.C 1198) En su condición terrena, la Iglesia tiene necesidad de lugares donde la comunidad pueda reunirse: nuestras iglesias visibles, lugares santos, imágenes de la Ciudad santa, la Jerusalén celestial hacia la cual caminamos como peregrinos. (C.I.C 1199) En estos templos, la Iglesia celebra el culto público para gloria de la Santísima Trinidad; en ellos escucha la Palabra de Dios y canta sus alabanzas, eleva su oración y ofrece el Sacrificio de Cristo, sacramentalmente presente en medio de la asamblea. Estas iglesias son también lugares de recogimiento y de oración personal. 1197 1198 1199 (C.I.C 1181) "En la casa de oración se celebra y se reserva la sagrada Eucaristía, se reúnen los fieles y se venera para ayuda y consuelo los fieles la presencia del Hijo de Dios, nuestro Salvador, ofrecido por nosotros en el altar del sacrificio. Esta casa de oración debe ser hermosa y apropiada para la oración y para las celebraciones sagradas" (Presbyterorum ordinis, 5; cf. Sacrosanctum Concilium, 122-127). En esta "casa de Dios", la verdad y la armonía de los signos que la constituyen deben manifestar a Cristo que está presente y actúa en este lugar (cf. Sacrosanctum Concilium, 7).

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