(Hb 6, 3-5) Probaron el don sobrenatural
[3] Haremos, pues, como dijimos, si Dios nos lo permite. [4] De todas maneras, es imposible renovar a los que ya fueron iluminados, que probaron el don sobrenatural y recibieron el Espíritu Santo, [5] y saborearon la maravillosa palabra de Dios con una experiencia del mundo futuro.
(C.I.C 1306) Todo bautizado, aún no confirmado, puede y debe recibir el sacramento de la Confirmación (cf. CIC canon 889, 1). Puesto que Bautismo, Confirmación y Eucaristía forman una unidad, de ahí se sigue que "los fieles tienen la obligación de recibir este sacramento en tiempo oportuno" CIC, canon 890), porque sin la Confirmación y la Eucaristía el sacramento del Bautismo es ciertamente válido y eficaz, pero la iniciación cristiana queda incompleta. (C.I.C 1305) El "carácter" perfecciona el sacerdocio común de los fieles, recibido en el Bautismo, y "el confirmado recibe el poder de confesar la fe de Cristo públicamente, y como en virtud de un cargo (quasi ex officio)" (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae 3, 72, 5, ad 2). (C.I.C 1302) De la celebración se deduce que el efecto del sacramento es la efusión especial del Espíritu Santo, como fue concedida en otro tiempo a los Apóstoles el día de Pentecostés. (C.I.C 1303) Por este hecho, la Confirmación confiere crecimiento y profundidad a la gracia bautismal: – nos introduce más profundamente en la filiación divina que nos hace decir "Abbá, Padre" (Rm 8,15); – nos une más firmemente a Cristo; – aumenta en nosotros los dones del Espíritu Santo; – hace más perfecto nuestro vínculo con la Iglesia (cf. Lumen gentium, 11); – nos concede una fuerza especial del Espíritu Santo para difundir y defender la fe mediante la palabra y las obras como verdaderos testigos de Cristo, para confesar valientemente el nombre de Cristo y para no sentir jamás vergüenza de la cruz (cf. Convcilio de Florencia: DS 1319; Lumen gentium, 11, 12): “Recuerda, pues, que has recibido el signo espiritual, el Espíritu de sabiduría e inteligencia, el Espíritu de consejo y de fortaleza, el Espíritu de conocimiento y de piedad, el Espíritu de temor santo, y guarda lo que has recibido. Dios Padre te ha marcado con su signo, Cristo Señor te ha confirmado y ha puesto en tu corazón la prenda del Espíritu” (San Ambrosio, De mysteriis 7, 42: PL 16, 402-403). (C.I.C 1304) La Confirmación, como el Bautismo del que es la plenitud, sólo se da una vez. La Confirmación, en efecto, imprime en el alma una marca espiritual indeleble, el "carácter" (cf. Concilio de Toledo: DS 1609), que es el signo de que Jesucristo ha marcado al cristiano con el sello de su Espíritu revistiéndolo de la fuerza de lo alto para que sea su testigo (cf. Lc 24,48-49).
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