martes, 3 de febrero de 2009
Jn 20, 1-8 «Se han llevado del sepulcro al Señor».
Juan 20
(Jn 20, 1-8) «Se han llevado del sepulcro al Señor».[1] El primer día de la semana, de madrugada, cuando todavía estaba oscuro, María Magdalena fue al sepulcro y vio que la piedra había sido sacada. [2] Corrió al encuentro de Simón Pedro y del otro discípulo al que Jesús amaba, y les dijo: «Se han llevado del sepulcro al Señor y no sabemos dónde lo han puesto». [3] Pedro y el otro discípulo salieron y fueron al sepulcro. [4] Corrían los dos juntos, pero el otro discípulo corrió más rápidamente que Pedro y llegó antes. [5] Asomándose al sepulcro, vio las vendas en el suelo, aunque no entró. [6] Después llegó Simón Pedro, que lo seguía, y entró en el sepulcro: vio las vendas en el suelo [7] y también el sudario que había cubierto su cabeza; este no estaba con las vendas, sino enrollado en un lugar aparte. [8] Luego entró el otro discípulo, que había llegado antes al sepulcro: él vio y creyó.
(C.I.C 638) “Os anunciamos la Buena Nueva de que la Promesa hecha a los padres Dios la ha cumplido en nosotros, los hijos, al resucitar a Jesús” (Hch 13, 32-33). La Resurrección de Jesús es la verdad culminante de nuestra fe en Cristo, creída y vivida por la primera comunidad cristiana como verdad central, transmitida como fundamental por la Tradición, establecida en los documentos del Nuevo Testamento, predicada como parte esencial del Misterio Pascual al mismo tiempo que la Cruz: “Cristo ha resucitado de entre los muertos, con su muerte ha vencido la muerte. Y a los muertos ha dado la vida (Liturgia bizantina: Tropario del día de Pascua: “Pentekostarion” p. 6). (C.I.C 641) María Magdalena y las santas mujeres, que venían de embalsamar el cuerpo de Jesús (cf. Mc 16,1; Lc 24, 1) enterrado a prisa en la tarde del Viernes Santo por la llegada del Sábado (cf. Jn 19, 31. 42) fueron las primeras en encontrar al Resucitado (cf. Mt 28, 9-10;Jn 20, 11-18). Así las mujeres fueron las primeras mensajeras de la Resurrección de Cristo para los propios Apóstoles (cf. Lc 24, 9-10). Jesús se apareció en seguida a ellos, primero a Pedro, después a los Doce (cf. 1Co 15, 5). Pedro, llamado a confirmar en la fe a sus hermanos (cf. Lc 22, 31-32), ve por tanto al Resucitado antes que los demás y sobre su testimonio es sobre el que la comunidad exclama: "¡Es verdad! ¡El Señor ha resucitado y se ha aparecido a Simón!" (Lc 24, 34).
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