jueves, 26 de febrero de 2009
Hch 4, 36-37 El dinero a disposición de los Apóstoles
(Hch 4, 36-37) El dinero a disposición de los Apóstoles
[36] Y así José, llamado por los Apóstoles Bernabé –que quiere decir hijo del consuelo– un levita nacido en Chipre [37] que poseía un campo, lo vendió, y puso el dinero a disposición de los Apóstoles.
(C.I.C 2402) Al comienzo Dios confió la tierra y sus recursos a la administración común de la humanidad para que tuviera cuidado de ellos, los dominara mediante su trabajo y se beneficiara de sus frutos (cf. Gn 1, 26-29). Los bienes de la creación están destinados a todo el género humano. Sin embargo, la tierra está repartida entre los hombres para dar seguridad a su vida, expuesta a la penuria y amenazada por la violencia. La apropiación de bienes es legítima para garantizar la libertad y la dignidad de las personas, para ayudar a cada uno a atender sus necesidades fundamentales y las necesidades de los que están a su cargo. Debe hacer posible que se viva una solidaridad natural entre los hombres. (C.I.C 2406) La autoridad política tiene el derecho y el deber de regular en función del bien común el ejercicio legítimo del derecho de propiedad (Gaudium et spes, 71; Sollicitudo rei socialis, 42; Centesimus Annus, 40; 48). (C.I.C 2832) Como la levadura en la masa, la novedad del Reino debe fermentar la tierra con el Espíritu de Cristo (cf. Apostolicam actuositatem, 5). Debe manifestarse por la instauración de la justicia en las relaciones personales y sociales, económicas e internacionales, sin olvidar jamás que no hay estructura justa sin seres humanos que quieran ser justos. (C.I.C 2833) Se trata de "nuestro" pan, "uno" para "muchos": La pobreza de las Bien aventuranzas entraña compartir los bienes: invita a comunicar y compartir bienes materiales y espirituales, no por la fuerza sino por amor, para que la abundancia de unos remedie las necesidades de otros (cf. 2Co 8, 1-15).
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