miércoles, 30 de julio de 2008

Lc 7, 36-43 ¿Cuál de los dos lo amará más?

(Lc 7, 36-43) ¿Cuál de los dos lo amará más?
[36] Un fariseo invitó a Jesús a comer con él. Jesús entró en la casa y se sentó a la mesa. [37] Entonces una mujer pecadora que vivía en la ciudad, al enterarse de que Jesús estaba comiendo en casa del fariseo, se presentó con un frasco de perfume. [38] Y colocándose detrás de él, se puso a llorar a sus pies y comenzó a bañarlos con sus lágrimas; los secaba con sus cabellos, los cubría de besos y los ungía con perfume. [39] Al ver esto, el fariseo que lo había invitado pensó: «Si este hombre fuera profeta, sabría quién es la mujer que lo toca y lo que ella es: ¡una pecadora!». [40] Pero Jesús le dijo: «Simón, tengo algo que decirte». «Di, Maestro», respondió él. [41] «Un prestamista tenía dos deudores: uno le debía quinientos denarios, el otro cincuenta. [42] Como no tenían con qué pagar, perdonó a ambos la deuda. ¿Cuál de los dos lo amará más?». [43] Simón contestó: «Pienso que aquel a quien perdonó más». Jesús le dijo: «Has juzgado bien».
(C.I.C 2712) La oración contemplativa es la oración del hijo de Dios, del pecador perdonado que consiente en acoger el amor con el que es amado y que quiere responder a el amando más todavía (cf. Lc 7, 36-50; 19, 1-10). Pero sabe que su amor, a su vez, es el que el Espíritu derrama en su corazón, porque todo es gracia por parte de Dios. La contemplación es la entrega humilde y pobre a la voluntad amante del Padre, en unión cada vez más profunda con su Hijo amado. (C.I.C 2713) Así, la contemplación es la expresión más sencilla del misterio de la oración. Es un don, una gracia; no puede ser acogida más que en la humildad y en la pobreza. La oración contemplativa es una relación de alianza establecida por Dios en el fondo de nuestro ser (cf. Jr 31, 33). Es comunión: en ella, la Santísima Trinidad conforma al hombre, imagen de Dios, "a su semejanza".

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