martes, 26 de marzo de 2019
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 466.
(Respuesta YouCat) La envidia es disgusto y
enfado ante el bienestar de otros y el deseo de apropiarse indebidamente de lo
que otros tienen. Quien desea el mal de otro, peca gravemente. La envidia
decrece cuando uno se esfuerza por alegrarse cada vez más de los éxitos y los
dones de otros, cuando se cree en la providencia amorosa de Dios también para
uno mismo y cuando se orienta el corazón hacia la verdadera riqueza. Ésta
consiste en que por medio del Espíritu Santo tenemos ya parte en Dios.
Reflecciones y puntos a profundizar
(Comentario CIC) (C.I.C 2538a) El décimo mandamiento exige que se
destierre del corazón humano la envidia.
Cuando el profeta Natán quiso estimular el arrepentimiento del rey David, le
contó la historia del pobre que sólo poseía una oveja, a la que trataba como
una hija, y del rico que, a pesar de sus numerosos rebaños, envidiaba al
primero y acabó por robarle la cordera (cf. 2S 12, 1-4). La envidia puede
conducir a las peores fechorías (cf. Gn 4, 3-7; 1R 21, 1-29).
Para meditar
(Comentario CIC) (C.I.C
2538b) La muerte entró en el mundo por la envidia del diablo (cf. Sb 2, 24).
“Luchamos entre nosotros, y es la envidia la que nos arma unos contra otros
[...] Si todos se afanan así por perturbar el Cuerpo de Cristo, ¿a dónde
llegaremos? […] Estamos debilitando el Cuerpo de Cristo [...] Nos declaramos
miembros de un mismo organismo y nos devoramos como lo harían las fieras” (San
Juan Crisóstomo, In epistulam II ad Corinthios, homilia 27, 3-4: PG 61,
588).
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