miércoles, 5 de enero de 2011

Tt 3, 6-7 En esperanza herederos de la Vida eterna

(Tt 3, 6-7) En esperanza herederos de la Vida eterna

[6] Y derramó abundantemente ese Espíritu sobre nosotros por medio de Jesucristo, nuestro Salvador, [7] a fin de que, justificados por su gracia, seamos en esperanza herederos de la Vida eterna.

(C.I.C 1236) El anuncio de la Palabra de Dios ilumina con la verdad revelada a los candidatos y a la asamblea y suscita la respuesta de la fe, inseparable del Bautismo. En efecto, el Bautismo es de un modo particular "el sacramento de la fe" por ser la entrada sacramental en la vida de fe. (C.I.C 1239) Sigue entonces el rito esencial del sacramento: el Bautismo propiamente dicho, que significa y realiza la muerte al pecado y la entrada en la vida de la Santísima Trinidad a través de la configuración con el misterio pascual de Cristo. El Bautismo es realizado de la manera más significativa mediante la triple inmersión en el agua bautismal. Pero desde la antigüedad puede ser también conferido derramando tres veces agua sobre la cabeza del candidato. (C.I.C 1240) En la Iglesia latina, esta triple infusión va acompañada de las palabras del ministro: "N., Yo te bautizo en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". En las liturgias orientales, estando el catecúmeno vuelto hacia el Oriente, el sacerdote dice: "El siervo de Dios, N., es bautizado en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo". Y mientras invoca a cada persona de la Santísima Trinidad, lo sumerge en el agua y lo saca de ella.

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