(Flp 4, 19-23) Dios colmará todas las necesidades
[19] Dios colmará con magnificencia todas las necesidades de ustedes, conforme a su riqueza, en Cristo Jesús. [20] A Dios, nuestro Padre, sea la gloria por los siglos de los siglos. Amén. [21] Saluden a cada uno de los santos en Cristo Jesús. Los hermanos que están conmigo los saludan a ustedes. [22] Reciban el saludo de todos los santos, especialmente los de la casa imperial. [23] La gracia del Señor Jesucristo esté con ustedes.
(C.I.C 54) "Dios, creándolo todo y conservándolo por su Verbo, da a los hombres testimonio perenne de sí en las cosas creadas, y, queriendo abrir el camino de la salvación sobrenatural, se manifestó, además, personalmente a nuestros primeros padres ya desde el principio" (Dei verbum, 3). Los invitó a una comunión íntima con él revistiéndolos de una gracia y de una justicia resplandecientes. (C.I.C 1999) La gracia de Cristo es el don gratuito que Dios nos hace de su vida infundida por el Espíritu Santo en nuestra alma para sanarla del pecado y santificarla: es la gracia santificante o divinizadora, recibida en el Bautismo. Es en nosotros la fuente de la obra de santificación (Cf. Jn 4, 14; 7, 38-39): “Por tanto, el que está en Cristo es una nueva creación; pasó lo viejo, todo es nuevo. Y todo proviene de Dios, que nos reconcilió consigo por Cristo” (2Co 5, 17-18). (C.I.C 1998) Esta vocación a la vida eterna es sobrenatural. Depende enteramente de la iniciativa gratuita de Dios, porque sólo Él puede revelarse y darse a sí mismo. Sobrepasa las capacidades de la inteligencia y las fuerzas de la voluntad humana, como las de toda creatura (Cf. 1Co 2, 7-9).
No hay comentarios:
Publicar un comentario