miércoles, 7 de agosto de 2019

Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 524.


YOUCAT Pregunta n. 524. - Parte II. ¿Qué quiere decir «perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»? 


(Respuesta YouCat – repeticion) El perdón misericordioso, que nosotros concedemos a otros y que buscamos nosotros mismos, es indivisible. Si nosotros mismos no somos misericordiosos y no nos perdonamos mutuamente, la misericordia de Dios no puede penetrar en nuestro corazón.        

Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2839) Con una audaz confianza hemos empezado a orar a nuestro Padre. Suplicándole que su Nombre sea santificado, le hemos pedido que seamos cada vez más santificados. Pero, aun revestidos de la vestidura bautismal, no dejamos de pecar, de separarnos de Dios. Ahora, en esta nueva petición, nos volvemos a él, como el hijo pródigo (cf. Lc 15, 11-32) y nos reconocemos pecadores ante él como el publicano (cf. Lc 18, 13). Nuestra petición empieza con una "confesión" en la que afirmamos al mismo tiempo nuestra miseria y su Misericordia. Nuestra esperanza es firme porque, en su Hijo, "tenemos la redención, la remisión de nuestros pecados" (Col 1, 14; Ef 1, 7). El signo eficaz e indudable de su perdón lo encontramos en los sacramentos de su Iglesia (cf. Mt 26, 28; Jn 20, 23).      

Para meditar   

(Comentario YouCat) Muchas personas tienen que luchar durante toda la vida para poder perdonar. El bloqueo profundo de la intransigencia sólo se disuelve finalmente mirando a Dios, que nos ha aceptado «siendo nosotros todavía pecadores» (Rom 5,8). Dado que tenemos un Padre bondadoso, son posibles el perdón y la vida reconciliada.   

(Comentario CIC) (C.I.C 2840) Ahora bien, lo temible es que este desbordamiento de misericordia no puede penetrar en nuestro corazón mientras no hayamos perdonado a los que nos han ofendido. El Amor, como el Cuerpo de Cristo, es indivisible; no podemos amar a Dios a quien no vemos, si no amamos al hermano, a la hermana a quienes vemos (cf.  1Jn 4, 20). Al negarse a perdonar a nuestros hermanos y hermanas, el corazón se cierra, su dureza lo hace impermeable al amor misericordioso del Padre; en la confesión del propio pecado, el corazón se abre a su gracia.       
 
(Continua la Pregunta: ¿Qué quiere decir «perdona nuestras ofensas como también nosotros perdonamos a los que nos ofenden»?)   

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