lunes, 31 de octubre de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 80.
(Respuesta YouCat – repetición) Dios quiso
que Jesucristo tuviera una verdadera madre humana, pero sólo a Dios como Padre,
porque quería establecer un nuevo comienzo, que no se debiera a ninguna fuerza
del mundo, sino únicamente a él.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 499) La profundización de la fe en la
maternidad virginal ha llevado a la Iglesia a confesar la virginidad real y
perpetua de María (II Concilio de Constantinopla: DS 427) incluso en el parto
del Hijo de Dios hecho hombre (cf. San León Magno, Tomus ad Flavianum: DS 291; 294; Pelagius I, Epistula Humani generis: DS 442; Concilio del
Letrán: DS 503; Concilio de Toledo: DS 571; Pablo VI, Cum quorumdam hominum: DS 1880). En efecto, el Nacimiento de Cristo
"lejos de disminuir consagró la integridad virginal" de su madre (Lumen gentium, 57). La liturgia de la
Iglesia celebra a María como la Aeiparthénon,
la "siempre-virgen" (cf. Lumen
gentium, 52).
Para Meditar
(Comentario YouCat) La virginidad de María no es ninguna idea
mitológica ya superada, sino un dato fundamental para la vida de Jesús. Nació
de una mujer, pero no tenía un padre humano. Jesucristo es un nuevo comienzo en
el mundo, fundado desde lo alto. En el evangelio de san Lucas, María pregunta
al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?» (= no tengo relaciones con
ningún hombre; Le 1,34); a lo que responde el ángel: «El Espíritu Santo vendrá
sobre ti» (Le 1,35). Aunque la Iglesia, desde sus orígenes, ha sufrido burlas a
causa de su fe en la virginidad de María, siempre ha creído que se trata de una
virginidad real y no meramente simbólica.
(Comentario CIC) (C.I.C 500) A esto se objeta a veces que la
Escritura menciona unos hermanos y hermanas de Jesús (cf. Mc 3, 31-55; 6, 3;
1Co 9, 5; Ga 1, 19). La Iglesia siempre ha entendido estos pasajes como no
referidos a otros hijos de la Virgen María; en efecto, Santiago y José
"hermanos de Jesús" (Mt 13, 55) son los hijos de una María discípula
de Cristo (cf. Mt 27, 56) que se designa de manera significativa como "la
otra María" (Mt 28, 1). Se trata de parientes próximos de Jesús, según una
expresión conocida del Antiguo Testamento (cf. Gn 13, 8; 14, 16;29, 15;
etc.).
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