lunes, 24 de octubre de 2016
Comentario CIC al YouCat. Pregunta n. 80.
(Respuesta YouCat) Dios quiso que
Jesucristo tuviera una verdadera madre humana, pero sólo a Dios como Padre,
porque quería establecer un nuevo comienzo, que no se debiera a ninguna fuerza
del mundo, sino únicamente a él.
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 484) La anunciación a María inaugura la
plenitud de "los tiempos"(Gal 4, 4), es decir, el cumplimiento de las
promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien
habitará "corporalmente la plenitud de la divinidad" (Col 2, 9). La
respuesta divina a su "¿Cómo será esto, puesto que no conozco varón?"
(Lc 1, 34) se dio mediante el poder del Espíritu: "El Espíritu Santo
vendrá sobre ti" (Lc 1, 35). (C.I.C 485) La misión del Espíritu Santo está
siempre unida y ordenada a la del Hijo (cf. Jn 16, 14-15). El Espíritu Santo
fue enviado para santificar el seno de la Virgen María y fecundarla por obra
divina, él que es "el Señor que da la vida", haciendo que ella
conciba al Hijo eterno del Padre en una humanidad tomada de la suya.
Para Meditar
(Comentario YouCat) La virginidad de María no es ninguna idea
mitológica ya superada, sino un dato fundamental para la vida de Jesús. Nació
de una mujer, pero no tenía un padre humano. Jesucristo es un nuevo comienzo en
el mundo, fundado desde lo alto. En el evangelio de san Lucas, María pregunta
al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?» (= no tengo relaciones con
ningún hombre; Le 1,34); a lo que responde el ángel: «El Espíritu Santo vendrá
sobre ti» (Le 1,35). Aunque la Iglesia, desde sus orígenes, ha sufrido burlas a
causa de su fe en la virginidad de María, siempre ha creído que se trata de una
virginidad real y no meramente simbólica.
(Comentario CIC) (C.I.C 486) El Hijo único del Padre, al ser
concebido como hombre en el seno de la Virgen María es "Cristo", es
decir, el ungido por el Espíritu Santo (cf. Mt 1, 20; Lc 1, 35), desde el
principio de su existencia humana, aunque su manifestación no tuviera lugar
sino progresivamente: a los pastores (cf. Lc 2,8-20), a los magos (cf. Mt 2,
1-12), a Juan Bautista (cf. Jn 1, 31-34), a los discípulos (cf. Jn 2, 11). Por
tanto, toda la vida de Jesucristo manifestará "cómo Dios le ungió con el
Espíritu Santo y con poder" (Hch 10, 38).
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