martes, 26 de junio de 2012

Gn 32,25-31 He visto a Dios cara a cara


GÉNESIS  32

  (Gn 32,25-31) He visto a Dios cara a cara   

25 Entonces se quedó solo, y un hombre luchó con él hasta rayar el alba. 26 Al ver que no podía dominar a Jacob, lo golpeó en la articulación del fémur, y el fémur de Jacob se dislocó mientras luchaban. 27 Luego dijo: «Déjame partir, porque ya está amaneciendo:. Pero Jacob replicó: «No te soltaré si antes no me bendices». 28 El otro le preguntó: «¿Cómo te llamas?», «Jacob», respondió. 29 El añadió: «En adelante no te llamarás Jacob, sino Israel, porque has luchado con Dios y con los hombres, y has vencido». 30 Jacob le rogó: «Por favor, dime tu nombre». Pero él respondió: «¿Cómo te atreves a preguntar mi nombre?». Y allí mismo lo bendijo. 31 Jacob llamó a aquel lugar con el nombre de Peniel, porque dijo: «He visto a Dios cara a cara, y he salido con vida».  
(C.I.C 707) Las Teofanías [manifestaciones de Dios] iluminan el camino de la Promesa, desde los Patriarcas a Moisés y desde Josué hasta las visiones que inauguran la misión de los grandes profetas. La tradición cristiana siempre ha reconocido que, en estas Teofanías, el Verbo de Dios se dejaba ver y oír, a la vez revelado y "cubierto" por la nube del Espíritu Santo. (C.I.C 2573) Dios renueva su promesa a Jacob, origen de las doce tribus de Israel (cf. Gn 28, 10-22). Antes de enfrentarse con su hermano Esaú, lucha una noche entera con "alguien" misterioso que rehúsa revelar su nombre pero que le bendice antes de dejarle, al alba. La tradición espiritual de la Iglesia ha tomado de este relato el símbolo de la oración como un combate de la fe y una victoria de la perseverancia (cf. Gn 32, 25-31; Lc 18, 1-8).   

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