jueves, 21 de junio de 2012

Gn 22,9-14 No pongas tu mano sobre el muchacho


(Gn 22,9-14) No pongas tu mano sobre el muchacho   

9 Cuando llegaron al lugar que Dios le había indicado, Abraham erigió un altar, dispuso la leña, ató a su hijo Isaac, y lo puso sobre el altar encima de la leña. 10 Luego extendió su mano y tomó el cuchillo para inmolar a su hijo. 11 Pero el Angel del Señor lo llamó desde el cielo: «¡Abraham, Abraham!». «Aquí estoy», respondió él. 12 Y el Angel le dijo: «No pongas tu mano sobre el muchacho ni le hagas ningún daño. Ahora sé que temes a Dios, porque no me has negado ni siquiera a tu hijo único». 13 Al levantar la vista, Abraham vio un carnero que tenía los cuernos enredados en una zarza. Entonces fue a tomar el carnero, y lo ofreció en holocausto en lugar de su hijo. 14 Abraham llamó a ese lugar: «El Señor proveerá», y de allí se origina el siguiente dicho: «En la montaña del Señor se proveerá». 
   (C.I.C 350) Los ángeles son criaturas espirituales que glorifican a Dios sin cesar y que sirven sus designios salvíficos con las otras criaturas: "Ad omnia bona nostra cooperantur angeli" ("Los ángeles cooperan en toda obra buena que hacemos") (Santo Tomás de Aquino, Summa theologiae, 1, 114, 3, ad 3). (C.I.C 351) Los ángeles rodean a Cristo, su Señor. Le sirven particularmente en el cumplimiento de su misión salvífica para con los hombres. (C.I.C 352) La Iglesia venera a los ángeles que la ayudan en su peregrinar terrestre y protegen a todo ser humano. (C.I.C 332) Desde la creación (cf. Jb 38, 7, donde los ángeles son llamados "hijos de Dios") y a lo largo de toda la historia de la salvación, los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal (cf. Gn 3, 24), protegen a Lot (cf. Gn 19), salvan a Agar y a su hijo (cf. Gn 21, 17), detienen la mano de Abraham (cf. Gn 22, 11), la ley es comunicada por su ministerio (cf. Hch 7,53), conducen el pueblo de Dios (cf. Ex 23, 20-23), anuncian nacimientos (cf. Jc 13) y vocaciones (cf. Jc 6, 11-24; Is 6, 6), asisten a los profetas (cf. 1R 19, 5), por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el del mismo  Jesús (cf. Lc 1, 11.26).     

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