martes, 19 de junio de 2012
Gn 21,17-18 No temas, porque Dios ha oído la voz del niño
17 Dios escuchó la
voz del niño, y el Angel de Dios llamó a Agar desde el cielo: «¿Qué te pasa,
Agar?», le dijo. «No temas, porque Dios ha oído la voz del niño que está ahí. 18
Levántate, alza al niño y estréchalo bien en tus brazos, porque yo haré de él
una gran nación».
(C.I.C 328) La existencia de seres espirituales, no corporales,
que la Sagrada Escritura llama habitualmente ángeles, es una verdad de fe. E1
testimonio de la Escritura es tan claro como la unanimidad de la Tradición. (C.I.C
332) Desde la creación (cf. Jb 38, 7, donde los ángeles son llamados
"hijos de Dios") y a lo largo de toda la historia de la salvación,
los encontramos, anunciando de lejos o de cerca, esa salvación y sirviendo al
designio divino de su realización: cierran el paraíso terrenal (cf. Gn 3, 24),
protegen a Lot (cf. Gn 19), salvan a Agar y a su hijo (cf. Gn 21, 17), detienen
la mano de Abraham (cf. Gn 22, 11), la ley es comunicada por su ministerio (cf.
Hch 7,53), conducen el pueblo de Dios (cf. Ex 23, 20-23), anuncian nacimientos
(cf. Jc 13) y vocaciones (cf. Jc 6, 11-24; Is 6, 6), asisten a los profetas
(cf. 1R 19, 5), por no citar más que algunos ejemplos. Finalmente, el ángel
Gabriel anuncia el nacimiento del Precursor y el del mismo Jesús (cf. Lc 1, 11.26). (C.I.C 333) De la
Encarnación a la Ascensión, la vida del Verbo encarnado está rodeada de la
adoración y del servicio de los ángeles. Cuando Dios introduce "a su
Primogénito en el mundo, dice: “Adórenle todos los ángeles de Dios” (Hb 1, 6).
Su cántico de alabanza en el nacimiento de Cristo no ha cesado de resonar en la
alabanza de la Iglesia: "Gloria a Dios..." (Lc 2, 14). Protegen la
infancia de Jesús (cf. Mt 1, 20; 2, 13.19), le sirven en el desierto (cf. Mc 1,
12; Mt 4, 11), lo reconfortan en la agonía (cf. Lc 22, 43), cuando Él habría podido ser salvado por ellos de la mano de
sus enemigos (cf. Mt 26, 53) como en otro tiempo Israel (cf. 2 M 10, 29-30;
11,8). Son también los ángeles quienes "evangelizan" (cf. Lc 2, 10)
anunciando la Buena Nueva de la Encarnación (cf. Lc 2, 8-14), y de la
Resurrección (cf. Mc 16, 5-7) de Cristo. Con ocasión de la segunda venida de
Cristo, anunciada por los ángeles (cf. Hb 1, 10-11), éstos estarán presentes al
servicio del juicio del Señor (cf. Mt 13, 41; 25, 31 ; Lc 12, 8-9). (C.I.C 334)
De aquí que toda la vida de la Iglesia se beneficie de la ayuda misteriosa y
poderosa de los ángeles (cf. Hch 5, 18-20; 8, 26-29; 10, 3-8; 12, 6-11; 27,
23-25).
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