(2Pd 1, 5-7) Unir la fe la virtud la perseverancia la piedad
[5] Por esta misma razón, pongan todo el empeño posible en unir a la fe, la virtud; a la virtud, el conocimiento; [6] al conocimiento, la templanza; a la templanza, la perseverancia; a la perseverancia, la piedad; [7] a la piedad, el espíritu fraternal, y al espíritu fraternal, el amor.
(C.I.C 1812) Las virtudes humanas se arraigan en las virtudes teologales que adaptan las facultades del hombre a la participación de la naturaleza divina (Cf. 2P 1, 4). Las virtudes teologales se refieren directamente a Dios. Disponen a los cristianos a vivir en relación con la Santísima Trinidad. Tienen como origen, motivo y objeto a Dios Uno y Trino. (C.I.C 1834) Las virtudes humanas son disposiciones estables del entendimiento y de la voluntad que regulan nuestros actos, ordenan nuestras pasiones y guían nuestra conducta según la razón y la fe. Pueden agruparse en torno a cuatro virtudes cardinales: prudencia, justicia, fortaleza y templanza.
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