miércoles, 21 de septiembre de 2011

2Pd 1, 3 Nos llamó por la fuerza de su propia gloria

(2Pd 1, 3) Nos llamó por la fuerza de su propia gloria

[3] Su poder divino, en efecto, nos ha concedido gratuitamente todo lo necesario para la vida y la piedad, haciéndonos conocer a aquel que nos llamó por la fuerza de su propia gloria.

(C.I.C 1129) La Iglesia afirma que para los creyentes los sacramentos de la Nueva Alianza son necesarios para la salvación (cf. Concilio de Trento: DS 1604). La "gracia sacramental" es la gracia del Espíritu Santo dada por Cristo y propia de cada sacramento. El Espíritu cura y transforma a los que lo reciben conformándolos con el Hijo de Dios. El fruto de la vida sacramental consiste en que el Espíritu de adopción deifica (cf. 2 P 1,4) a los fieles uniéndolos vitalmente al Hijo único, el Salvador.

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