sábado, 26 de febrero de 2011

Hb 5, 9-10 Trae la salvación eterna para todos

(Hb 5, 9-10) Trae la salvación eterna para todos

[9] Y ahora, llegado a su perfección, trae la salvación eterna para todos los que le obedecen, [10] conforme a la misión que recibió de Dios: sacerdote a semejanza de Melquisedec.

(C.I.C 1589) Ante la grandeza de la gracia y del oficio sacerdotales, los santos doctores sintieron la urgente llamada a la conversión con el fin de corresponder mediante toda su vida a aquel de quien el sacramento los constituye ministros. Así, San Gregorio Nacianceno, siendo joven sacerdote, exclama: “Es preciso comenzar por purificarse antes de purificar a los otros; es preciso ser instruido para poder instruir; es preciso ser luz para iluminar, acercarse a Dios para acercarle a los demás, ser santificado para santificar, conducir de la mano y aconsejar con inteligencia (San Gregorio Nacianceno, Oratio 2, 71: PG 35, 480). Sé de quién somos ministros, donde nos encontramos y adonde nos dirigimos. Conozco la altura de Dios y la flaqueza del hombre, pero también su fuerza (San Gregorio Nacianceno, Oratio 2, 74: PG 35, 481) [Por tanto, ¿quién es el sacerdote? Es] el defensor de la verdad, se sitúa junto a los ángeles, glorifica con los arcángeles, hace subir sobre el altar de lo alto las víctimas de los sacrificios, comparte el sacerdocio de Cristo, restaura la criatura, restablece [en ella] la imagen [de Dios], la recrea para el mundo de lo alto, y, para decir lo más grande que hay en él, es divinizado y diviniza” (San Gregorio Nacianceno, Oratio 2, 73: PG 35, 481). Y el santo Cura de Ars dice: "El sacerdote continua la obra de redención en la tierra" [...] "Si se comprendiese bien al sacerdote en la tierra se moriría no de pavor sino de amor" [...] "El sacerdocio es el amor del corazón de Jesús". ( B. Nodet, Le Curé d’Ars, Sa pensée-son coeur (le Puy 1966) p. 98). 1589 (C.I.C 1599) En la Iglesia latina, el sacramento del Orden para el presbiterado sólo es conferido ordinariamente a candidatos que están dispuestos a abrazar libremente el celibato y que manifiestan públicamente su voluntad de guardarlo por amor del Reino de Dios y el servicio de los hombres.

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