miércoles, 17 de noviembre de 2010

2Tm 1, 15-18 Que Dios le permita alcanzar misericordia

(2Tm 1, 15-18) Que Dios le permita alcanzar misericordia

[15] Ya sabes que todos los de Asia se apartaron de mí, entre ellos Figelo y Hermógenes. [16] Que el Señor tenga misericordia de la familia de Onesíforo, porque él muchas veces me ha reconfortado y no se avergonzó de que yo estuviera preso. [17] Por el contrario, desde que llegó a Roma, no dejó de buscarme hasta que me encontró. [18] Que Dios, en aquel Día, le permita alcanzar misericordia delante del Señor. Tú conoces mejor que nadie los servicios que él me prestó en Éfeso.

(C.I.C 1847) Dios “que te ha creado sin ti, no te salvará sin ti” (San Agustín, Sermo 169, 11, 13: PL 38, 923). La acogida de su misericordia exige de nosotros la confesión de nuestras faltas. ‘Si decimos que no tenemos pecado, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia’ (1Jn 1,8-9). (C.I.C 2862) La quinta petición implora para nuestras ofensas la misericordia de Dios, la cual no puede penetrar en nuestro corazón si no hemos sabido perdonar a nuestros enemigos, a ejemplo y con la ayuda de Cristo.

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