(1Ts 5, 9-11) Dios nos destinó para adquirir la salvación
[9] Porque Dios no nos destinó para la ira, sino para adquirir la salvación por nuestro Señor Jesucristo, [10] que murió por nosotros, a fin de que, velando o durmiendo, vivamos unidos a él. [11] Anímense, entonces, y estimúlense mutuamente, como ya lo están haciendo.
(C.I.C 851) El motivo de la misión. Del amor de Dios por todos los hombres la Iglesia ha sacado en todo tiempo la obligación y la fuerza de su impulso misionero: "porque el amor de Cristo nos apremia..." (2Co 5, 14; cf. Apostolicam actuositatem, 6; Redemptoris missio, 11). En efecto, "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1Tm 2, 4). Dios quiere la salvación de todos por el conocimiento de la verdad. La salvación se encuentra en la verdad. Los que obedecen a la moción del Espíritu de verdad están ya en el camino de la salvación; pero la Iglesia a quien esta verdad ha sido confiada, debe ir al encuentro de los que la buscan para ofrecérsela. Porque cree en el designio universal de salvación, la Iglesia debe ser misionera.
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