sábado, 21 de agosto de 2010

1Ts 4, 3-10a Usar de su cuerpo con santidad y respeto

(1Ts 4, 3-10a) Usar de su cuerpo con santidad y respeto

[3] La voluntad de Dios es que sean santos, que se abstengan del pecado carnal, [4] que cada uno sepa usar de su cuerpo con santidad y respeto, [5] sin dejarse arrastrar por los malos deseos, como hacen los paganos que no conocen a Dios. [6] Que nadie se atreva a perjudicar ni a dañar en esto a su hermano, porque el Señor hará justicia por todas estas cosas, como ya se lo hemos dicho y atestiguado. [7] Dios, en efecto, no nos llamó a la impureza, sino a la santidad. [8] Por eso, el que desprecia estas normas, no desprecia a un hombre, sino a Dios, a ese Dios que les ha dado su Espíritu Santo. [9] Acerca del amor fraterno, no es necesario que les escriba, porque Dios mismo les ha enseñado a amarse los unos a los otros, [10a] y así lo están haciendo con todos los hermanos de Macedonia.

(C.I.C 2347) La virtud de la castidad se desarrolla en la amistad. Indica al discípulo cómo seguir e imitar al que nos eligió como sus amigos (cf. Jn 15, 15), a quien se dio totalmente a nosotros y nos hace participar de su condición divina. La castidad es promesa de inmortalidad. La castidad se expresa especialmente en la amistad con el prójimo. Desarrollada entre personas del mismo sexo o de sexos distintos, la amistad representa un gran bien para todos. Conduce a la comunión espiritual. (C.I.C 2343) La castidad tiene unas leyes de crecimiento; éste pasa por grados marcados por la imperfección y, muy a menudo, por el pecado. ‘Pero el hombre, llamado a vivir responsablemente el designio sabio y amoroso de Dios, es un ser histórico que se construye día a día con sus opciones numerosas y libres; por esto él conoce, ama y realiza el bien moral según las diversas etapas de crecimiento’ (Familiaris consortio, 34).

No hay comentarios: