domingo, 1 de noviembre de 2009

1Co 14, 21-25 Dios está realmente entre ustedes

(1Co 14, 21-25) Dios está realmente entre ustedes

[21] En la Ley está escrito: Yo hablaré a este pueblo en lenguas extrañas y por boca de extranjeros; con todo, ni aun así me escucharán, dice el Señor. [22] Esto quiere decir que el don de lenguas es un signo, no para los que creen, sino para los que se niegan a creer; la profecía, en cambio, es para los que tienen fe. [23] Por otra parte, si al reunirse la asamblea, todos se ponen a hablar en un lenguaje incomprensible y entran algunos que no están iniciados o no son creyentes, seguramente pensarán que ustedes están locos. [24] En cambio, si todos profetizan y entra alguno de esos hombres, todos podrán convencerlo y examinarlo. [25] Así quedarán manifiestos los secretos de su corazón, y él, cayendo de rodillas, adorará a Dios y proclamará que Dios está realmente entre ustedes.

(C.I.C 1783) Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador. La educación de la conciencia es indispensable a seres humanos sometidos a influencias negativas y tentados por el pecado a preferir su propio juicio y a rechazar las enseñanzas autorizadas. (C.I.C 2478) Para evitar el juicio temerario, cada uno debe interpretar, en cuanto sea posible, en un sentido favorable los pensamientos, palabras y acciones de su prójimo: “Todo buen cristiano ha de ser más pronto a salvar la proposición del prójimo, que a condenarla; y si no la puede salvar, inquirirá cómo la entiende, y si mal la entiende, corríjale con amor; y si no basta, busque todos los medios convenientes para que, bien entendiéndola, se salve” (San Ignacio de Loyola, Exercitia spiritualia, 22).

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