sábado, 1 de octubre de 2011

2Pd 1, 21 Los hombres han hablado de parte de Dios

(2Pd 1, 21) Los hombres han hablado de parte de Dios

[21] Porque ninguna profecía ha sido anunciada por voluntad humana, sino que los hombres han hablado de parte de Dios, impulsados por el Espíritu Santo.

(C.I.C 94) Gracias a la asistencia del Espíritu Santo, la inteligencia tanto de las realidades como de las palabras del depósito de la fe puede crecer en la vida de la Iglesia: – "Cuando los fieles las contemplan y estudian repasándolas en su corazón" (Dei verbum, 8); es en particular la investigación teológica […] la que debe profundizar en el conocimiento de la verdad revelada" (Gaudium et spes, 62; cfr. 44; Dei verbum, 23; 24; Unitatis redintegratio, 4). – Cuando los fieles "comprenden internamente los misterios que viven" (Dei verbum, 8); "Divina eloquia cum legente crescunt" (“la comprensión de las palabras divinas crece con su reiterada lectura” (San Gregorio Magno, Homilía in Ezechielem 1, 7, 8: PL 76, 843). – "Cuando las proclaman los obispos, qque con la sucesión apostólica reciben un carisma de la verdad" (Dei verbum, 8). (C.I.C 95) "La Tradición, la Escritura y el Magisterio de la Iglesia, según el plan prudente de Dios, están unidos y ligados, de modo que ninguno puede subsistir sin los otros; los tres, cada uno según su carácter, y bajo la acción del único Espíritu Santo, contribuyen eficazmente a la salvación de las almas" (Dei verbum, 10,3). (C.I.C 96) Lo que Cristo confió a los Apóstoles, éstos lo transmitieron por su predicación y por escrito, bajo la inspiración del Espíritu Santo, a todas las generaciones hasta el retorno glorioso de Cristo.

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