2 Pedro 3
(2Pd 3, 1-4) No olviden el mandamiento del Señor
[1] Queridos hermanos, esta es la segunda carta que les escribo. En las dos les he recomendado algunas cosas, para que tengan un criterio exacto. [2] No olviden lo que ha sido anunciado por los santos profetas, así como tampoco el mandamiento del Señor y Salvador, que los Apóstoles les han transmitido. [3] Sepan, en primer lugar, que en los últimos días vendrán hombres burlones y llenos de sarcasmo, que viven de acuerdo con sus pasiones, [4] y que dirán: «¿Dónde está la promesa de su Venida? Nuestros padres han muerto y todo sigue como al principio de la creación».
(C.I.C 680) Cristo, el Señor, reina ya por la Iglesia, pero todavía no le están sometidas todas las cosas de este mundo. El triunfo del Reino de Cristo no tendrá lugar sin un último asalto de las fuerzas del mal. (C.I.C 673) Desde la Ascensión, el advenimiento de Cristo en la gloria es inminente (cf. Ap 22, 20) aun cuando a nosotros no nos "toca conocer el tiempo y el momento que ha fijado el Padre con su autoridad" (Hch 1, 7; cf. Mc 13, 32). Este acontecimiento escatológico se puede cumplir en cualquier momento (cf. Mt 24, 44: 1Ts 5, 2), aunque tal hecho y la prueba final que le ha de preceder estén "retenidos" en las manos de Dios (cf. 2Ts 2, 3-12).
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