domingo, 1 de mayo de 2011

Hb 11, 1 Fe es certeza de cosas que no se pueden ver

Hebreos 11

(Hb 11, 1) Fe es certeza de cosas que no se pueden ver

[1] La fe es aferrarse a lo que se espera, es la certeza de cosas que no se pueden ver.

(C.I.C 1814) La fe es la virtud teologal por la que creemos en Dios y en todo lo que Él nos ha dicho y revelado, y que la Santa Iglesia nos propone, porque Él es la verdad misma. Por la fe ‘el hombre se entrega entera y libremente a Dios’ (Dei verbum, 5). Por eso el creyente se esfuerza por conocer y hacer la voluntad de Dios. ‘El justo […] vivirá por la fe’ (Rm 1, 17). La fe viva ‘actúa por la caridad’ (Ga 5, 6). (C.I.C 1842) Por la fe creemos en Dios y creemos todo lo que El nos ha revelado y que la Santa Iglesia nos propone como objeto de fe. (C.I.C 192) A lo largo de los siglos, en respuesta a las necesidades de diferentes épocas, han sido numerosas las profesiones o símbolos de la fe: los símbolos de las diferentes Iglesias apostólicas y antiguas (Cf. Symbola fidei ab antiqua Ecclesia recepta: DS 1-64), el Símbolo Quicumque, llamado de San Atanasio (cf. DS 75-76), las profesiones de fe de varios Concilios (de Toledo: DS 525-541; de Letrán: DS 800-802; de Lyon: DS 851-861; de Trento: DS 1862-1870) o de algunos Papas, como la fides Damasi (cf. DS 71-72) o el "Credo del Pueblo de Dios" de Pablo VI (1968) (Credo del Pueblo de Dios). (C.I.C 817) De hecho, "en esta una y única Iglesia de Dios, aparecieron ya desde los primeros tiempos algunas escisiones que el apóstol reprueba severamente como condenables; y en siglos posteriores surgieron disensiones más amplias y comunidades no pequeñas se separaron de la comunión plena con la Iglesia católica y, a veces, no sin culpa de los hombres de ambas partes" (Unitatis redintegratio, 3). Tales rupturas que lesionan la unidad del Cuerpo de Cristo (se distingue la herejía, la apostasía y el cisma; cf. CIC canon 751) no se producen sin el pecado de los hombres: Ubi peccata sunt, ibi est multitudo, ibi schismata, ibi haereses, ibi discussiones. Ubi autem virtus, ibi singularitas, ibi unio, ex quo omnium credentium erat cor unum et anima una ("Donde hay pecados, allí hay desunión, cismas, herejías, discusiones. Pero donde hay virtud, allí hay unión, de donde resultaba que todos los creyentes tenían un solo corazón y una sola alma" (Orígenes, In Ezechielem homilia 9, 1: PG 13, 732). (C.I.C 818) Los que nacen hoy en las comunidades surgidas de tales rupturas "y son instruidos en la fe de Cristo, no pueden ser acusados del pecado de la separación y la Iglesia católica los abraza con respeto y amor fraternos [...] justificados por la fe en el bautismo, se han incorporado a Cristo; por tanto, con todo derecho se honran con el nombre de cristianos y son reconocidos con razón por los hijos de la Iglesia católica como hermanos en el Señor" (Unitatis redintegratio, 3).

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