martes, 24 de mayo de 2011

Hb 12, 17-21 Recuerden su iniciación

(Hb 12, 17-21) Recuerden su iniciación

[17] Ustedes saben que después, cuando quiso obtener la bendición, fue rechazado y no pudo cambiar la decisión, aunque lo pidió con lágrimas. [18] Recuerden su iniciación. No hubo aquel fuego físico que ardía junto a la nube oscura y la tempestad, [19] con el sonido de trompetas y una voz tan potente que los hijos de Israel suplicaron que no se les hablara más. [20] De este modo acataron aquella orden de no acercarse: Quien toque el monte, aunque sea un animal, deberá ser apedreado. [21] Lo que se veía era tan terrible que Moisés dijo: Estoy temblando de miedo.

(C.I.C 409) Esta situación dramática del mundo que "todo entero yace en poder del maligno" (1Jn 5,19; cf. 1P 5,8), hace de la vida del hombre un combate: “A través de toda la historia del hombre se extiend e una dura batalla contra los poderes de las tinieblas que, iniciada ya desde el origen del mundo, durará hasta el último día, según dice el Señor. Inserto en esta lucha, el hombre debe combatir continuamente para adherirse al bien, y no sin grandes trabajos, con la ayuda de la gracia de Dios, es capaz de lograr la unidad en sí mismo” (Gaudium et spes, 37).

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