miércoles, 25 de mayo de 2011

Hb 12, 22-24 Se han acercado a la Jerusalén celestial

(Hb 12, 22-24) Se han acercado a la Jerusalén celestial

[22] Ustedes, en cambio, se han acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial con sus innumerables ángeles, [23] a la asamblea en fiesta de los primeros ciudadanos del cielo; a Dios, juez universal, al que rodean los espíritus de los justos que ya alcanzaron su perfección; [24] a Jesús, el mediador de la nueva alianza, llevando la sangre que purifica y que clama a Dios con más fuerza que la sangre de Abel.

(C.I.C 707) Las Teofanías [manifestaciones de Dios] iluminan el camino de la Promesa, desde los Patriarcas a Moisés y desde Josué hasta las visiones que inauguran la misión de los grandes profetas. La tradición cristiana siempre ha reconocido que, en estas Teofanías, el Verbo de Dios se dejaba ver y oír, a la vez revelado y "cubierto" por la nube del Espíritu Santo. (C.I.C 757) "La Iglesia que es llamada también "la Jerusalén de arriba" y "madre nuestra" (Ga 4, 26; cf. Ap 12, 17), y se la describe como la esposa inmaculada del Cordero inmaculado (Ap 19, 7; 21, 2. 9; 22, 17). Cristo ‘la amó y se entregó por ella para santificarla’ (Ef 5, 25-26); se unió a ella en alianza indisoluble, ‘la alimenta y la cuida’ (Ef 5, 29) sin cesar" (Lumen gentium, 6).

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