2Corintios 8
(2Co 8, 1-9) El Señor Jesucristo siendo rico se hizo pobre
[1] Ahora, hermanos, queremos informarles acerca de la gracia que Dios ha concedido a las Iglesias de Macedonia. [2] Porque, a pesar de las grandes tribulaciones con que fueron probadas, la abundancia de su gozo y su extrema pobreza han desbordado en tesoros de generosidad. [3] Puedo asegurarles que ellos estaban dispuestos a dar según sus posibilidades y más todavía: por propia iniciativa, [4] nos pidieron, con viva insistencia, que les permitiéramos participar de este servicio en favor de los hermanos de Jerusalén. [5] Y superando nuestras esperanzas, ellos se entregaron, en primer lugar al Señor, y luego a nosotros, por la voluntad de Dios. [6] Por eso, hemos rogado a Tito que lleve a feliz término entre ustedes esta obra de generosidad, de la misma manera que la había comenzado. [7] Y ya que ustedes se distinguen en todo: en fe, en elocuencia, en ciencia, en toda clase de solicitud por los demás, y en el amor que nosotros les hemos comunicado, espero que también se distingan en generosidad. [8] Esta no es una orden: solamente quiero que manifiesten la sinceridad de su amor, mediante la solicitud por los demás. [9] Ya conocen la generosidad de nuestro Señor Jesucristo que, siendo rico, se hizo pobre por nosotros, a fin de enriquecernos con su pobreza.
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