(2Co 11, 21-27) Estuve al borde de la muerte
[21] Dicen que hemos sido demasiado débiles: lo admito para mi vergüenza. Pero de lo mismo que otros se jactan –y ahora hablo como un necio– también yo me puedo jactar. [22] ¿Ellos son hebreos? Yo también lo soy. ¿Son israelitas? Yo también. ¿Son descendientes de Abraham? Yo también. [23] ¿Son ministros de Cristo? Vuelvo a hablar como un necio: yo lo soy más que ellos. Mucho más por los trabajos, mucho más por las veces que estuve prisionero, muchísimo más por los golpes que recibí. Con frecuencia estuve al borde de la muerte, [24] cinco veces fui azotado por los judíos con los treinta y nueve golpes, [25] tres veces fui flagelado, una vez fui apedreado, tres veces naufragué, y pasé un día y una noche en medio del mar. [26] En mis innumerables viajes, pasé peligros en los ríos, peligros de asaltantes, peligros de parte de mis compatriotas, peligros de parte de los extranjeros, peligros en la ciudad, peligros en lugares despoblados, peligros en el mar, peligros de parte de los falsos hermanos, [27] cansancio y hastío, muchas noches en vela, hambre y sed, frecuentes ayunos, frío y desnudez.
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