lunes, 13 de febrero de 2017
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 121.
(Respuesta YouCat – repeticion) Iglesia viene
del griego ekklesia = los convocados. Todos nosotros, quienes hemos sido
bautizados y creemos en Dios, somos convocados por el Señor. Y juntos somos la
Iglesia. Como dice san Pablo, Cristo es la Cabeza de la Iglesia. Nosotros somos
su Cuerpo.
Reflecciones
y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C
754) "La Iglesia, en efecto, es el redil
cuya puerta única y necesaria es Cristo (Jn 10, 1-10). Es también el rebaño cuy
pastor será el mismo Dios, como él mismo anunció (cf. Is 40, 11; Ez 34, 11-31).
Aunque son pastores humanos quien es gobiernan a las ovejas, sin embargo es
Cristo mismo el que sin cesar las guía y alimenta; Él,
el Buen Pastor y Cabeza de los pastores (cf. Jn 10, 11; 1P 5, 4), que dio su
vida por las ovejas (cf. Jn 10, 11-15; Lumen
gentium, 6)".
Para
meditar
(Comentario
YouCat) Cuando recibimos los sacramentos y
escuchamos la Palabra de Dios, Cristo está en nosotros y nosotros estamos en
él: esto es La Iglesia. La estrecha comunión de vida de todos los bautizados
con Cristo es descrita en la Sagrada Escritura con una gran riqueza de
imágenes. A veces se habla del Pueblo de Dios, otras de la esposa de Cristo;
unas veces se llama madre a la Iglesia, otras, la familia de Dios o se la
compara con Los invitados a una boda. Nunca es la Iglesia una mera institución,
nunca sólo la «Iglesia oficial», que uno podría rechazar. Nos irritarán las
faltas y los defectos que se dan en La Iglesia, pero no nos podemos distanciar
nunca de ella, porque Dios ha optado por ella de forma irrevocable y no se
aleja de ella a pesar de todos sus pecados. La Iglesia es la presencia de Dios
entre nosotros los hombres. Por eso debemos amarla.
(Comentario
CIC) (C.I.C 755) "La Iglesia es labranza o campo de Dios (1Co 3, 9). En
este campo crece el antiguo olivo cuya raíz santa fueron los patriarcas y en el
que tuvo y tendrá lugar la reconciliación de los judíos y de los gentiles (Rm
11, 13-26). El labrador del cielo la plantó como viña selecta (Mt 21, 33-43 y
paralelos; cf. Is 5, 1-7). La verdadera vid es Cristo, que da vida y fecundidad
a a los sarmientos, es decir, a nosotros, que permanecemos en él por medio de
la Iglesia y que sin él no podemos hacer nada” (Jn 15, 1-5; Lumen gentium, 6).
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