(Hb 13, 4b) Ninguno manche la unión conyugal
[4b] y ninguno manche la unión conyugal.
El comentario sobre el “Catecismo Juvenil” (Youcat) es completo y se finalizan todos los comentarios anteriores sobre los textos fundamentales de la fe cristiana publicados en todos los años anteriores, a partir del año 2006. Todos los post y "Comentarios" de este blog pueden siempre ser visitatod y descargados con libertad.
[4b] y ninguno manche la unión conyugal.
[4a] Que todos respeten el matrimonio
(C.I.C 1660) La alianza matrimonial, por la que un hombre y una mujer constituyen una íntima comunidad de vida y de amor, fue fundada y dotada de sus leyes propias por el Creador. Por su naturaleza está ordenada al bien de los cónyuges así como a la generación y educación de los hijos. Entre bautizados, el matrimonio ha sido elevado por Cristo Señor a la dignidad de sacramento (Cf. Gaudium et spes, 48,1; CIC, canon 1055, 1). (C.I.C 1661) El sacramento del matrimonio significa la unión de Cristo con la Iglesia. Da a los esposos la gracia de amarse con el amor con que Cristo amó a su Iglesia; la gracia del sacramento perfecciona así el amor humano de los esposos, reafirma su unidad indisoluble y los santifica en el camino de la vida eterna (Cf. Concilio de Trento: DS 1799). (C.I.C 1612) La alianza nupcial entre Dios y su pueblo Israel había preparado la Nueva y Eterna Alianza mediante la que el Hijo de Dios, encarnándose y dando su vida, se unió en cierta manera con toda la humanidad salvada por Él (cf. Gaudium et spes, 22), preparando así "las bodas del cordero" (Ap 19,7 y 9). (C.I.C 1614) En su predicación, Jesús enseñó sin ambigüedad el sentido original de la unión del hombre y la mujer, tal como el Creador la quiso al comienzo: la autorización, dada por Moisés, de repudiar a su mujer era una concesión a la dureza del corazón (cf. Mt 19,8); la unión matrimonial del hombre y la mujer es indisoluble: Dios mismo la estableció: "lo que Dios unió, que no lo separe el hombre" (Mt 19,6). (C.I.C 1615) Esta insistencia, inequívoca, en la indisolubilidad del vínculo matrimonial pudo causar perplejidad y aparecer como una exigencia irrealizable (cf. Mt 19,10). Sin embargo, Jesús no impuso a los esposos una carga imposible de llevar y demasiado pesada (cf. Mt 11,29-30), más pesada que la Ley de Moisés. Viniendo para restablecer el orden inicial de la creación perturbado por el pecado, da la fuerza y la gracia para vivir el matrimonio en la dimensión nueva del Reino de Dios. Siguiendo a Cristo, renunciando a sí mismos, tomando sobre sí sus cruces (cf. Mt 8,34), los esposos podrán "comprender" (cf. Mt 19,11) el sentido original del matrimonio y vivirlo con la ayuda de Cristo. Esta gracia del Matrimonio cristiano es un fruto de la Cruz de Cristo, fuente de toda la vida cristiana. (C.I.C 1617) Toda la vida cristiana está marcada por el amor esponsal de Cristo y de la Iglesia. Ya el Bautismo, entrada en el Pueblo de Dios, es un misterio nupcial. Es, por así decirlo, como el baño de bodas (cf. Ef 5,26-27) que precede al banquete de bodas, la Eucaristía. El Matrimonio cristiano viene a ser por su parte signo eficaz, sacramento de la alianza de Cristo y de la Iglesia. Puesto que es signo y comunicación de la gracia, el matrimonio entre bautizados es un verdadero sacramento de la Nueva Alianza (cf. Concilio de Trento: DS 1800; CIC canon 1055, 1).
[1] Manténgase el amor fraterno. [2] No dejen de practicar la hospitalidad, pues saben que algunos dieron alojamiento a ángeles sin saberlo. [3] Acuérdense de los presos como si estuvieran con ellos en la cárcel, y de los que sufren, pues ustedes también tienen cuerpo.
(C.I.C 2447) Las obras de misericordia son acciones caritativas mediante las cuales socorremos a nuestro prójimo en sus necesidades corporales y espirituales (cf. Is 58, 6-7; Hb 13, 3). Instruir, aconsejar, consolar, confortar, son obras espirituales de misericordia, como también lo son perdonar y sufrir con paciencia. Las obras de misericordia corporales consisten especialmente en dar de comer al hambriento, dar techo a quien no lo tiene, vestir al desnudo, visitar a los enfermos y a los presos, enterrar a los muertos (cf. Mt 25,31-46). Entre estas obras, la limosna hecha a los pobres (cf. Tb 4, 5-11; Si 17, 22) es uno de los principales testimonios de la caridad fraterna; es también una práctica de justicia que agrada a Dios (cf. Mt 6, 2-4): “El que tenga dos túnicas que las reparta con el que no tiene; el que tenga para comer que haga lo mismo” (Lc 3, 11). “Dad más bien en limosna lo que tenéis, y así todas las cosas serán puras para vosotros” (Lc 11, 41). “Si un hermano o una hermana están desnudos y carecen del sustento diario, y alguno de vosotros les dice: ‘Id en paz, calentaos o hartaos’, pero no les dais lo necesario para el cuerpo, ¿de qué sirve?” (St 2, 15-16; cf Jn 3, 17).
[29] pues nuestro Dios es fuego devorador.
[28] Por eso, si hemos recibido el reino que no se puede conmover, conservemos esta gracia y sirvamos a Dios como él desea, con amor y de verdad,
[25] Cuidado, pues, de hacerse los sordos con el que habla. Pues si no se salvaron en aquel tiempo los que desoyeron las palabras del profeta en la tierra, menos todavía nosotros si nos desentendemos del que habla desde los cielos. [26] Su voz conmovió entonces la tierra, pero ahora se nos da este aviso: Esta última vez haré temblar no sólo la tierra, sino también el cielo. [27] Las palabras esta última vez indican que serán cambiadas las cosas que se pueden mover, es decir, las creadas, y sólo permanecerán las que no se mueven.
[22] Ustedes, en cambio, se han acercado al monte de Sión, a la ciudad del Dios vivo, a la Jerusalén celestial con sus innumerables ángeles, [23] a la asamblea en fiesta de los primeros ciudadanos del cielo; a Dios, juez universal, al que rodean los espíritus de los justos que ya alcanzaron su perfección; [24] a Jesús, el mediador de la nueva alianza, llevando la sangre que purifica y que clama a Dios con más fuerza que la sangre de Abel.
[17] Ustedes saben que después, cuando quiso obtener la bendición, fue rechazado y no pudo cambiar la decisión, aunque lo pidió con lágrimas. [18] Recuerden su iniciación. No hubo aquel fuego físico que ardía junto a la nube oscura y la tempestad, [19] con el sonido de trompetas y una voz tan potente que los hijos de Israel suplicaron que no se les hablara más. [20] De este modo acataron aquella orden de no acercarse: Quien toque el monte, aunque sea un animal, deberá ser apedreado. [21] Lo que se veía era tan terrible que Moisés dijo: Estoy temblando de miedo.
[16] Que no haya ningún inmoral, impío como Esaú, que por un guiso entregó sus derechos sagrados de hijo mayor.
[14] Procuren estar en paz con todos y progresen en la santidad, pues sin ella nadie verá al Señor. [15] Cuídense, no sea que alguno de ustedes pierda la gracia de Dios y alguna raíz amarga produzca brotes, perjudicando a muchos.
[12] Por lo tanto, levanten las manos caídas y fortalezcan las rodillas que tiemblan, [13] enderecen los caminos tortuosos por donde han de pasar, para que el cojo no se desencamine y más bien se mejore.
[9] Además, cuando nuestros padres según la carne nos corregían, los respetábamos. ¿No deberíamos someternos con mayor razón al Padre de los espíritus para tener vida? [10] Nuestros padres nos corregían sin ver más allá de la vida presente, tan corta, mientras que El mira a lo que nos ayudará a participar de su propia santidad. [11] Ninguna corrección nos alegra en el momento, más bien duele; pero con el tiempo, si nos dejamos instruir, traerá frutos de paz y de santidad.
[4] Ustedes se enfrentan con el mal, pero todavía no han tenido que resistir hasta la sangre. [5] Tal vez hayan olvidado la palabra de consuelo que la sabiduría les dirige como a hijos: Hijo, no te pongas triste porque el Señor te corrige, no te desanimes cuando te reprenda; [6] pues el Señor corrige al que ama y castiga al que recibe como hijo. [7] Ustedes sufren, pero es para su bien, y Dios los trata como a hijos: ¿a qué hijo no lo corrige su padre? [8] Si no conocieran la corrección, que ha sido la suerte de todos, serían bastardos y no hijos.
(C.I.C 2061) Los mandamientos reciben su plena significación en el interior de la Alianza. Según la Escritura, el obrar moral del hombre adquiere todo su sentido en y por la Alianza. La primera de las ‘diez palabras’ recuerda el amor primero de Dios hacia su pueblo: “Como había habido, en castigo del pecado, paso del paraíso de la libertad a la servidumbre de este mundo, por eso la primera frase del Decálogo, primera palabra de los mandamientos de Dios, se refiere a la libertad: ‘Yo soy el Señor tu Dios, que te sacó de la tierra de Egipto, de la casa de servidumbre’” (Ex 20, 2; Dt 5, 6) (Orígenes, In Exodum homilia, 8, 1: PG 12, 350). (C.I.C 2090) Cuando Dios se revela y llama al hombre, éste no puede responder plenamente al amor divino por sus propias fuerzas. Debe esperar que Dios le dé la capacidad de devolverle el amor y de obrar conforme a los mandamientos de la caridad. La esperanza es aguardar confiadamente la bendición divina y la bienaventurada visión de Dios; es también el temor de ofender el amor de Dios y de provocar su castigo.
[3] Piensen en Jesús, que sufrió tantas contradicciones de parte de gente mala, y no les faltarán las fuerzas ni el ánimo.
[2] fijos los ojos en Jesús, que organiza esta carrera de la fe y la premia al final. El escogió la cruz en vez de la felicidad que se le ofrecía; no tuvo miedo a la humillación, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios.
[1] Innumerables son estos testigos que nos envuelven como una nube. Depongamos, pues, toda carga inútil, y en especial las amarras del pecado, para correr hasta el final la prueba que nos espera,
[39] Todos éstos merecieron que se recordara su fe, pero no por eso consiguieron el objeto de la promesa. [40] Es que Dios nos reservaba algo mejor, y no debían llegar al término sin nosotros.
[30] Por la fe cayeron los muros de Jericó después de dar la vuelta a su alrededor durante siete días. [31] Por su fe la prostituta Rahab dio buena acogida a los espías y escapó a la muerte de los incrédulos. [32] ¿Qué más diré? Me faltaría tiempo para hablar de Gedeón, Barac, Sansón, Jefté, David, lo mismo que de Samuel y de los profetas. [33] Ellos, gracias a la fe, sometieron a otras naciones, impusieron la justicia, vieron realizarse promesas de Dios, cerraron bocas de leones, [34] apagaron la violencia del fuego, escaparon del filo de la espada, sanaron de enfermedades, se mostraron valientes en la guerra y rechazaron a los invasores extranjeros. [35] Hubo mujeres que recobraron resucitados a sus muertos; pero también hubo otros que, en vista de una resurrección mejor, no buscaron salvarse a cualquier precio de la tortura. [36] Otros sufrieron la prueba de las cadenas y de la cárcel. [37] Fueron apedreados, torturados, aserrados, murieron a espada, anduvieron errantes de una parte para otra, sin otro vestido que pieles de corderos y de cabras, faltos de todo, oprimidos, maltratados. [38] Esos hombres, de los cuales no era digno el mundo, tenían que vagar por los desiertos y las montañas y refugiarse en cuevas y escondites.
(C.I.C 60) El pueblo nacido de Abraham será el depositario de la promesa hecha a los patriarcas, el pueblo de la elección (cf. Rom 11,28), llamado a preparar la reunión un día de todos los hijos de Dios en la unidad de la Iglesia (cf. Jn 11,52; 10, 16); ese pueblo será la raíz en la que serán injertados los paganos hechos creyentes (cf. Rom 11,17-18. 24). (C.I.C 61) Los patriarcas, los profetas y otros personajes del Antiguo Testamento han sido y serán siempre venerados como santos en todas las tradiciones litúrgicas de la Iglesia. (C.I.C 64) Por los profetas, Dios forma a su pueblo en la esperanza de la salvación, en la espera de una Alianza nueva y eterna destinada a todos los hombres (cf. Is 2,2-4), y que será grabada en los corazones (cf. Jr 31,31-34; Hb 10,16). Los profetas anuncian una redención radical del pueblo de Dios, la purificación de todas sus infidelidades (cf. Ez 36), una salvación que incluirá a todas las naciones (cf. Is 49,5-6; 53,11). Serán sobre todo los pobres y los humildes del Señor (cf. So 2,3) quienes mantendrán esta esperanza. Las mujeres santas como Sara, Rebeca, Raquel, Miriam, Débora, Ana, Judit y Ester conservaron viva la esperanza de la salvación de Israel. De ellas la figura más pura de esta esperanza es María (cf. Lc 1,38). (C.I.C 68) Por amor, Dios se ha revelado y se ha entregado al hombre. De este modo da una respuesta definitiva y sobreabundante a las cuestiones que el hombre se plantea sobre el sentido y la finalidad de su vida. (C.I.C 69) Dios se ha revelado al hombre comunicándole gradualmente su propio Misterio mediante obras y palabras. (C.I.C 73) Dios se ha revelado plenamente enviando a su propio Hijo, en quien ha establecido su alianza para siempre. El Hijo es la Palabra definitiva del Padre, de manera que no habrá ya otra Revelación después de Él.
Comentario del CIC al “YouCat” el “Catesismo para jóvenes”
Anteriormente en éste blog, publicamos algunos comentarios a numerosos textos bíblicos y del Magisterio de la Iglesia, utilizando las autoritarias y luminosas expresiones del “Catecismo de la Iglesia Católica” (CIC). Dichos comentarios son muy valorados y apreciados por el pueblo de Dios en las diferentes partes del mundo. Por tal motivo, además de italiano, las hemos publicado también en inglés y ahora las publicamos en español, dos de las lenguas mas habladas en la Iglesia católica. En estos últimos años las diósesis de lengua alemán también han publicado un “Catecismo para jóvenes”, llamado también “YouCat” (Youth Catechism). Su lenguaje actual y simpatico atrae a los jovenes de espíritu de cualquier edad. Muchos lectores, sin embargo, sienten el deseo y la exigencia de un comentario hecho con el texto del “Catecismo de la Iglesia Católica”. Respondiendo a tales exigencias, publicamos en este blog un “Comentario del CIC al YouCat” en el que seguiremos en modo gradual y con métodos comprobados tales “Comentarios”: en italiano, inglese y español. Completaremos las sintéticas y gratas respuestas de YouCat con las mas amplias, profondas y enriquesedoras proposiciones del “Catesismo de la Iglesia Catolica” (CIC). La Iglesia Católica, con su autoridad oficiale para enseñar es indispensable para confirmar, explicar, profundizar y completar cualquier texto, incluyendo YouCat. En éste nuevo “Comentario del Catecismo de la Iglesia Católica”, el lector encontrará adicionalmente todo lo necesario para profundizar los válidos contenidos de YouCat. Esto permitirá a todos los visitantes y lectores, dos grandes beneficios espirituales: 1) aumentar la solidez de sus convicciones y la actualidad y profundidad de sus conocimientos de fe; 2) poner en acto aquella llamada de Dios: “... glorifiquen en sus corazones a Cristo, el Señor. Estén siempre dispuestos a defenderse delante de cualquiera que les pida razón de la esperanza que ustedes tienen. Pero háganlo con suavidad y respeto, y con tranquilidad de conciencia...” (1Pd 3, 15-16). El Señor les conceda todo esto y deseamos que sea entusiasta y provechosa la lectura y meditación de éste “Comentario del Catecismo de la Iglesia Católica al Catecismo YouCat para jovenes”.
P. Gualberto Gismondi ofmEstimados lectores y visitadores,
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Ellos están en el siguiente orden:
Comentario sobre el "Catecismo de la Iglesia Católica" en el Nuevo Testamento;
Comentario sobre el "Catecismo de la Iglesia Católica" en páginas seleccionadas del Antiguo Testamento;
Comentario sobre el "Catecismo de la Iglesia Católica" en el "Compendio del Catecismo de la Iglesia Católica";
Comentario sobre el "Catecismo de la Iglesia Católica" en el "Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia", la encíclica "Caritas in Veritate" y los Evangelios ";
Comentario sobre el "Catecismo de la Iglesia Católica" a la Constitución "Gaudium et Spes" del Concilio Vaticano II;
Comentario sobre el "Catecismo de la Iglesia Católica" a la Constitución "Lumen Gentium" del Concilio Vaticano II;
Comentario sobre el "Catecismo de la Iglesia Católica" a la Constitución "Dei Verbum" del Concilio Vaticano II.
Comentario sobre el "Catecismo de la Iglesia Católica" a "Spanish Youcat" (Catecismo de Jóvenes para aprender y vivir la fe de la Iglesia).
Comentario sobre el “Catecismo Juvenil” (Youcat).
Buena lectura.
Gualberto Gismondi ofm.