lunes, 20 de diciembre de 2010

Tt 1, 13-14 Repréndelos severamente

(Tt 1, 13-14) Repréndelos severamente

[13] Y esta afirmación es verdadera. Por eso, repréndelos severamente para que permanezcan íntegros en la fe, [14] en lugar de dar crédito a las fábulas judías y a los preceptos de personas que dan la espalda a la verdad.

(C.I.C 1829) La caridad tiene por frutos el gozo, la paz y la misericordia. Exige la práctica del bien y la corrección fraterna; es benevolencia; suscita la reciprocidad; es siempre desinteresada y generosa; es amistad y comunión: “La culminación de todas nuestras obras es el amor. Ese es el fin; para conseguirlo, corremos; hacia él corremos; una vez llegados, en él reposamos” (San Agustín, In epistulam Ioannis ad Parthos tractatus, 10, 4: PL 35, 2056-2057). (C.I.C 1435) La conversión se realiza en la vida cotidiana mediante gestos de reconciliación, la atención a los pobres, el ejercicio y la defensa de la justicia y del derecho (Am 5,24; Is 1,17), por el reconocimiento de nuestras faltas ante los hermanos, la corrección fraterna, la revisión de vida, el examen de conciencia, la dirección espiritual, la aceptación de los sufrimientos, el padecer la persecución a causa de la justicia. Tomar la cruz cada día y seguir a Jesús es el camino más seguro de la penitencia (cf. Lc 9, 23).

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