miércoles, 8 de diciembre de 2010

2Tm 4, 9-17 El Señor estuvo a mi lado dándome fuerzas

(2Tm 4, 9-17) El Señor estuvo a mi lado dándome fuerzas

[9] Ven a verme lo más pronto posible, [10] porque Demas me ha abandonado por amor a este mundo. Él se fue a Tesalónica, Crescente emprendió viaje a Galacia, y Tito, a Dalmacia. [11] Solamente Lucas se ha quedado conmigo. Trae contigo a Marcos, porque me prestará buenos servicios. [12] A Tíquico lo envié a Éfeso. [13] Cuando vengas, tráeme la capa que dejé en Tróade, en la casa de Carpo, y también los libros, sobre todo, los rollos de pergamino. [14] Alejandro, el herrero, me ha hecho mucho daño: el Señor le pagará conforme a sus obras. [15] Ten cuidado de él, porque se ha opuesto encarnizadamente a nuestra enseñanza. [16] Cuando hice mi primera defensa, nadie me acompañó, sino que todos me abandonaron. ¡Ojalá que no les sea tenido en cuenta! [17] Pero el Señor estuvo a mi lado, dándome fuerzas, para que el mensaje fuera proclamado por mi intermedio y llegara a oídos de todos los paganos. Así fui librado de la boca del león.

(C.I.C 1154) La liturgia de la Palabra es parte integrante de las celebraciones sacramentales. Para nutrir la fe de los fieles, los signos de la Palabra de Dios deben ser puestos de relieve: el libro de la Palabra (leccionario o evangeliario), su veneración (procesión, incienso, luz), el lugar de su anuncio (ambón), su lectura audible e inteligible, la homilía del ministro, la cual prolonga su proclamación, y las respuestas de la asamblea (aclamaciones, salmos de meditación, letanías, confesión de fe). (C.I.C 1155) La palabra y la acción litúrgica, indisociables en cuanto signos y enseñanza, lo son también en cuanto que realizan lo que significan. El Espíritu Santo, no solamente procura una inteligencia de la Palabra de Dios suscitando la fe, sino que también mediante los sacramentos realiza las "maravillas" de Dios que son anunciadas por la misma Palabra: hace presente y comunica la obra del Padre realizada por el Hijo amado.

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