jueves, 28 de octubre de 2010

1Tm 5, 18-21 Sin prejuicios y con imparcialidad

(1Tm 5, 18-21) Sin prejuicios y con imparcialidad

[18] Porque dice la Escritura: No pondrás bozal al buey que trilla, y también: El obrero tiene derecho a su salario. [19] No admitas acusaciones contra un presbítero, a menos que estén avaladas por dos o tres testigos. [20] A los que incurran en pecado, repréndelos públicamente, para que sirva de escarmiento a los demás. [21] Delante de Dios, de Jesucristo y de sus ángeles elegidos, te ordeno que observes estas indicaciones, sin prejuicios y procediendo con imparcialidad.

(C.I.C 1567) "Los presbíteros, como colaboradores diligentes de los obispos y ayuda e instrumento suyos, llamados para servir al Pueblo de Dios, forman con su obispo un único presbiterio, dedicado a diversas tareas. En cada una de las comunidades locales de fieles hacen presente de alguna manera a su obispo, al que están unidos con confianza y magnanimidad; participan en sus funciones y preocupaciones y las llevan a la práctica cada día" (Lumen gentium, 28). Los presbíteros sólo pueden ejercer su ministerio en dependencia del obispo y en comunión con él. La promesa de obediencia que hacen al obispo en el momento de la ordenación y el beso de paz del obispo al fin de la liturgia de la ordenación significa que el obispo los considera como sus colaboradores, sus hijos, sus hermanos y sus amigos y que a su vez ellos le deben amor y obediencia. (C.I.C 1595) Los presbíteros están unidos a los obispos en la dignidad sacerdotal y al mismo tiempo dependen de ellos en el ejercicio de sus funciones pastorales; son llamados a ser cooperadores diligentes de los obispos; forman en torno a su Obispo el presbiterio que asume con él la responsabilidad de la Iglesia particular. Reciben del obispo el cuidado de una comunidad parroquial o de una función eclesial determinada.

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