lunes, 4 de octubre de 2010

1Tm 2, 4 Porque él quiere que todos se salven

(1Tm 2, 4) Porque él quiere que todos se salven

[4] porque él quiere que todos se salven y lleguen al conocimiento de la verdad.

(C.I.C 2822) La voluntad de nuestro Padre es "que todos los hombres […] se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1Tm 2, 4). Él "usa de paciencia […] no queriendo que algunos perezcan" (2P 3, 9; cf. Mt 18, 14). Su mandamiento que resume todos los demás y que nos dice toda su voluntad es que nos amemos los unos a los otros como Él nos ha amado (cf. Jn 13, 34; 1Jn 3; 4; Lc 10, 25-37). (C.I.C 1282) Desde los tiempos más antiguos, el Bautismo es dado a los niños, porque es una gracia y un don de Dios que no suponen méritos humanos; los niños son bautizados en la fe de la Iglesia. La entrada en la vida cristiana da acceso a la verdadera libertad. (C.I.C 1283) En cuanto a los niños muertos sin bautismo, la liturgia de la Iglesia nos invita a tener confianza en la misericordia divina y a orar por su salvación. (C.I.C 1284) En caso de necesidad, toda persona puede bautizar, con tal que tenga la intención de hacer lo que hace la Iglesia, y que derrame agua sobre la cabeza del candidato diciendo: "Yo te bautizo en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo. (C.I.C 74) Dios "quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad" (1Tim 2,4), es decir, al conocimiento de Cristo Jesús (cf. Jn 14,6). Es preciso, pues, que Cristo sea anunciado a todos los pueblos y a todo s los hombres y que así la Revelación llegue hasta los confines del mundo: “Dios quiso que lo que había revelado para salvación de todos los pueblos se conservara por siempre íntegro y fuera transmitido a todas las generaciones” (Dei verbum, 7). (C.I.C 851) El motivo de la misión. Del amor de Dios por todos los hombres la Iglesia ha sacado en todo tiempo la obligación y la fuerza de su impulso misionero: "porque el amor de Cristo nos apremia..." (2Co 5, 14; cf. Apostolicam actuositatem, 6; Redemptoris missio, 11). En efecto, "Dios quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento pleno de la verdad" (1Tm 2, 4). Dios quiere la salvación de todos por el conocimiento de la verdad. La salvación se encuentra en la verdad. Los que obedecen a la moción del Espíritu de verdad están ya en el camino de la salvación; pero la Iglesia a quien esta verdad ha sido confiada, debe ir al encuentro de los que la buscan para ofrecérsela. Porque cree en el designio universal de salvación, la Iglesia debe ser misionera.

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