lunes, 3 de mayo de 2010

Ef 5, 29-33 Este es un gran misterio

(Ef 5, 29-33) Este es un gran misterio

[29] Nadie menosprecia a su propio cuerpo, sino que lo alimenta y lo cuida. Así hace Cristo por la Iglesia, [30] por nosotros, que somos los miembros de su Cuerpo. [31] Por eso, el hombre dejará a su padre y a su madre para unirse a su mujer, y los dos serán una sola carne. [32] Este es un gran misterio: y yo digo que se refiere a Cristo y a la Iglesia. [33] En cuanto a ustedes, cada uno debe amar a su mujer como a sí mismo, y la esposa debe respetar a su marido.

(C.I.C 1602) La Sagrada Escritura se abre con el relato de la creación del hombre y de la mujer a imagen y semejanza de Dios (Cf. Gn 1,26- 27) y se cierra con la visión de las "bodas del Cordero" (Ap 19,7. 9). De un extremo a otro la Escritura habla del matrimonio y de su "misterio", de su institución y del sentido que Dios le dio, de su origen y de su fin, de sus realizaciones diversas a lo largo de la historia de la salvación, de sus dificultades nacidas del pecado y de su renovación "en el Señor" (1Co 7,39) todo ello en la perspectiva de la Nueva Alianza de Cristo y de la Iglesia (cf. Ef 5,31-32). (C.I.C 1659) San Pablo dice: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia [...] Gran misterio es éste, lo digo con respecto a Cristo y la Iglesia" (Ef 5,25. 32). (C.I.C 1616) Es lo que el apóstol Pablo da a entender diciendo: "Maridos, amad a vuestras mujeres como Cristo amó a la Iglesia y se entregó a sí mismo por ella, para santificarla" (Ef 5,25-26), y añadiendo en seguida: "`Por eso dejará el hombre a su padre y a su madre y se unirá a su mujer, y los dos se harán una sola carne'. Gran misterio es éste, lo digo respecto a Cristo y a la Iglesia" (Ef 5,31-32). (C.I.C 1605) La Sagrada escritura afirma que el hombre y la mujer fueron creados el uno para el otro: "No es bueno que el hombre esté solo" (Gn 2,18). La mujer, "carne de su carne" (Gn 2,23), su igual, la criatura más semejante al hombre mismo, le es dada por Dios como una "auxilio" (Gn 2,18), representando así a Dios que es nuestro "auxilio" (cf. Sal 121,2). "Por eso deja el hombre a su padre y a su madre y se une a su mujer, y se hacen una sola carne" (cf. Gn 2,24). Que esto significa una unión indefectible de sus dos vidas, el Señor mismo lo muestra recordando cuál fue "en el principio", el plan del Creador (Mt 19,4): "De manera que ya no son dos sino una sola carne" (Mt 19,6).

No hay comentarios: