martes, 16 de marzo de 2010

Ga 6, 11-14 Yo sólo me gloriaré en la cruz de Jesucristo

(Ga 6, 11-14) Yo sólo me gloriaré en la cruz de Jesucristo

[11] ¿Ven estas letras grandes? ¡Les estoy escribiendo con mi propia mano! [12] Los que quieren imponerles la circuncisión sólo buscan quedar bien exteriormente, y evitar ser perseguidos a causa de la cruz de Cristo. [13] Porque tampoco aquellos que se hacen circuncidar observan la Ley; sólo pretenden que ustedes se circunciden para gloriarse de eso. [14] Yo sólo me gloriaré en la cruz de nuestro Señor Jesucristo, por quien el mundo está crucificado para mí, como yo lo estoy para el mundo.

(C.I.C 2011) La caridad de Cristo es en nosotros la fuente de todos nuestros méritos ante Dios. La gracia, uniéndonos a Cristo con un amor activo, asegura el carácter sobrenatural de nuestros actos y, por consiguiente, su mérito tanto ante Dios como ante los hombres. Los santos han tenido siempre una conciencia viva de que sus méritos eran pura gracia. “Tras el destierro en la tierra espero gozar de ti en la Patria, pero no quiero amontonar méritos para el Cielo, quiero trabajar sólo por vuestro amor [...] En el atardecer de esta vida compareceré ante ti con las manos vacías, Señor, porque no te pido que cuentes mis obras. Todas nuestras justicias tienen manchas a tus ojos. Por eso, quiero revestirme de tu propia Justicia y recibir de tu Amor la posesión eterna de ti mismo” (Santa Teresa del Niño Jesús, Acte d’offrande à l’amour misericordieux). (C.I.C 2014) El progreso espiritual tiende a la unión cada vez más íntima con Cristo. Esta unión se llama ‘mística’, porque participa del misterio de Cristo mediante los sacramentos -‘los santos misterios’- y, en Él, del misterio de la Santísima Trinidad. Dios nos llama a todos a esta unión íntima con Él, aunque las gracias especiales o los signos extraordinarios de esta vida mística sean concedidos solamente a algunos para manifestar así el don gratuito hecho a todos.

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