miércoles, 8 de agosto de 2018
Comentario CIC al YouCat Pregunta n. 342.
(Respuesta YouCat) Sí. El sentido de
nuestra vida es unirnos a Dios en el amor, corresponder totalmente a los deseos
de Dios. Debemos permitir a Dios «que viva su vida en nosotros» (beata Teresa
de Calcuta). Esto significa ser «santo».
Reflecciones y puntos a profundizar (Comentario CIC) (C.I.C 2012) “Sabemos que en todas las
cosas interviene Dios para bien de los que le aman [...] a los que de antemano
conoció, también los predestinó a reproducir la imagen de su Hijo, para que
fuera él el primogénito entre muchos hermanos; y a los que predestinó, a ésos
también los llamó; y a los que llamó, a ésos también los justificó; a los que
justificó, a ésos también los glorificó” (Rm 8, 28-30).
Para meditar
(Comentario YouCat) Todo hombre
se hace la pregunta: ¿Quién soy yo? ¿Para qué estoy aquí? ¿Cómo puedo ser yo
mismo? La fe responde que sólo en la santidad llega el hombre a ser aquello
para lo que lo creó Dios. Sólo en la santidad encuentra el hombre la verdadera
armonía consigo mismo y con su Creador. Pero la santidad no es una perfección
hecha a medida por uno mismo, sino la unión con el amor hecho carne, que es
Cristo. Quien de este modo logra la nueva vida se encuentra a sí mismo y llega
a ser santo.
(Comentario CIC) (C.I.C 2013) ‘Todos los fieles, de cualquier
estado o régimen de vida, son llamados a la plenitud de la vida cristiana y a
la perfección de la caridad’ (Lumen
gentium, 40). Todos son llamados a la santidad: ‘Sed perfectos como vuestro
Padre celestial es perfecto’ (Mt 5, 48): “Para alcanzar esta perfección, los
creyentes han de emplear sus fuerzas, según la medida del don de Cristo […]
para entregarse totalmente a la gloria de Dios y al servicio del prójimo. Lo
harán siguiendo las huellas de Cristo, haciéndose conformes a su imagen, y
siendo obedientes en todo a la voluntad del Padre. De esta manera, la santidad
del Pueblo de Dios producirá frutos abundantes, como lo muestra claramente en
la historia de la Iglesia la vida de los santos” (Lumen gentium, 40).
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