(1Pd 1, 14-15) Sean santos en toda su conducta
[14] Como hijos obedientes, no procedan de acuerdo con los malos deseos que tenían antes, mientras vivían en la ignorancia. [15] Así como aquel que los llamó es santo, también ustedes sean santos en toda su conducta,
(C.I.C 957) La comunión con los santos. "No veneramos el recuerdo de los del cielo tan sólo como modelos nuestros, sino, sobre todo, para que la unión de toda la Iglesia en el Espíritu se vea reforzada por la práctica del amor fraterno. En efecto, así como la unión entre los cristianos todavía en camino nos lleva más cerca de Cristo, así la comunión con los santos nos une a Cristo, del que mana, como de fuente y cabeza, toda la gracia y la vida del Pueblo de Dios" (Lumen gentium, 50): “Nosotros adoramos a Cristo porque es el Hijo de Dios: en cuanto a los mártires, los amamos como discípulos e imitadores del Señor, y es justo, a causa de su devoción incomparable hacia su rey y maestro; que podamos nosotros, también nosotros, ser sus compañeros y sus condiscípulos (Martirio de san Policarpo, 17, 3). (C.I.C 956) La intercesión de los santos. "Por el hecho de que los del cielo están más íntimamente unidos con Cristo, consolidan más firmemente a toda la Iglesia en la santidad [...] No dejan de interceder por nosotros ante el Padre. Presentan por medio del único Mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús, los méritos que adquirieron en la tierra [...] Su solicitud fraterna ayuda, pues, mucho a nuestra debilidad" (Lumen gentium, 49): “No lloréis, os seré más útil después de mi muerte y os ayudaré más eficazmente que durante mi vida” (Santo Domingo, moribundo, a sus frailes: Relatio juridica 4). “Pasaré mi cielo haciendo el bien sobre la tierra” (Santa Teresa del Niño Jesús, Palabras 17 julio 1897).
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