miércoles, 29 de junio de 2011

St 3, 6-8 También la lengua es un fuego

(St 3, 6-8) También la lengua es un fuego

[6] También la lengua es un fuego: es un mundo de maldad puesto en nuestros miembros, que contamina todo el cuerpo, y encendida por el mismo infierno, hace arder todo el ciclo de la vida humana. [7] Animales salvajes y pájaros, reptiles y peces de toda clase, han sido y son dominados por el hombre. [8] Por el contrario, nadie puede dominar la lengua, que es un flagelo siempre activo y lleno de veneno mortal.

(C.I.C 2479) La maledicencia y la calumnia destruyen la reputación y el honor del prójimo. Ahora bien, el honor es el testimonio social dado a la dignidad humana y cada uno posee un derecho natural al honor de su nombre, a su reputación y a su respeto. Así, la maledicencia y la calumnia lesionan las virtudes de la justicia y de la caridad.

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